Hay películas que de malas
que son, son hasta divertidas, graciosas. Las carcajadas de toda la sala al
terminar la proyección de “Passion”, la última cinta de Brian de Palma, han sido
la muestra más clara de lo que venía pensando a lo largo del metraje: “esta es
la peor película que he visto en cine jamás”.
De Palma(?)
Desde luego, he visto grandes
bodrios en las salas. No hace mucho tuve la desgracia de ver “Por fin solos”,
llevado en volandas y pesar del sospechoso título por el nombre del realizador:
ni más ni menos que Lawrence Kasdan. Guionista de “Star wars”, guionista de “Indiana
Jones”, director de “Fuego en el cuerpo”. Con tal curriculum merecía que pagara
la entrada y le diera una oportunidad a esa comedia romántica protagonizada por
Diane Keaton y Kevin Kline. Sí, lo sé: debí seguir la lógica: Por fin solos, Diane
Keaton, Kevin Kline…truño. Kasdan me engañó, y mi odio al prejuicio ayudó a
caer en la trampa. Terrible.
También ví en pantalla grande
“Noviembre dulce”, protagonizada por Keanu Reeves –especialista en mierdas- y
Charlize Theron. Reconozco que esta la ví suponiendo que sería horrible, pero
alentado por la belleza de la sudafricana sumada a mis hormonas adolescentes. Fue
aún peor de lo que esperaba, y me costó superarlo.
Pero lo cierto es que estas dos películas son malas porque su género les impide ser buenas. No engañan, no pretenden ganar el Oscar ni convencer a la crítica. Solo entretener a parejas de enamorados, hacer algo de caja y después vender alguna copia en dvd, con suerte.
“Passion”, sin embargo,
pretende ser algo. Se atreve a presentarse como un intenso thriller erótico,
como un inquietante trabajo de estilo, incluso como una moderna obra de cine
negro. Pretende cautivar. Y ruboriza hasta límites insospechados. Uno se
avergüenza de que le vean viendo tal calaña, pero luego se da cuenta de que el
de al lado lo está pasando igual de mal, así que aguanta el tirón.
Ni siquiera diremos de que
va. Rachel MacAdams y Noomi Rapace en los peores papeles de sus vidas, jugando
a ser mujeres fatal mientras su director realiza una serie de movimientos de
cámara, giros de guión y añadidos musicales indignos de una de serie B y
totalmente inconcebibles para un tal Brian de Palma. Brian de Palma, oiga!.
Sí anda, bonita, tápate...
Es verdad que el director norteamericano,
creador de “Scarface”, “Los intocables de Elliot Ness”, “Misión imposible”, ya
había realizado sonoras bazofias a lo largo de su carrera que le fueron
alejando poco a poco de sus contemporáneos barbudos –Scorsese, Spielberg,
Coppola-. Pero es que “Passion” se lleva la Palma. Y uno no puede más que
preguntarse si es una cuestión de chocheo crónico, pasividad absoluta o
tomadura de pelo, en cuyo caso bastaría con haber avisado y nos hubiéramos
reído aún más.
Decía Woody Allen en la
inolvidable última secuencia de “Un final made in Hollywood” aquello de
“gracias a Dios existen los franceses”, después de que la crítica de este país
hubiera puesto por las nubes una película que en realidad era obra de un
ciego. Pues bien, “ni siquiera” los
franceses podrán salvar de la merecidísima quema a la que será sometida “Passion”
y sé de lo que hablo porque estas risotadas con las que he arrancado el post se
produjeron precisamente en este país.
Por lo menos el trailer es corto...
Los que jugamos a ser
críticos –directores frustrados, cierto- sentimos cierto reparo al poner a
parir una cinta por la sencilla razón de que un simple “¿acaso tú la harías
mejor?” bastaría como demoledora réplica. Pero es que en este caso…en fin, no
lo diremos. Pero vaya si lo pienso. Bastaría con no tirar de pretenciosidad
para evitar la pasión por la que nos hace pasar este thriller de misterio cuyo
único misterio que deja en la mente del sufrido espectador es el de quién es
ese hombre que se hace pasar por Brian de Palma.
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