Se acaba el verano, vuelvo a Madrid, y empiezo una nueva e
incierta temporada con tres noticias cinematográficas que me aturden y
entristecen a cada cual más. La primera, la trágica muerte del infravalorado
Tony Scott, de la que me enteré tarde y del cuál ya hablamos en este blog todo
lo bien que se merecía. Scott fue en verdad un pionero, uno de los grandes pilares
del conocido como
"cine ochentero", que no "de los 80". Sus innovadores recursos técnicos son parte de la
historia del cine y varias de sus películas forman parte del
imaginario de toda una generación.
Sí, siempre fue "el hermano de". Pero también el autor de “Top gun”.
Recordémosle por eso.
En segundo lugar, el cierre
inesperado de los Cine Lido, sin lugar a dudas el conjunto de salas donde más
películas he visto a lo largo de mi vida, y que, tras el adiós de los Cristal,
deja irremediablemente huérfano de cines a la calle Bravo Murillo. Un golpe
duro, pues los Lido tienen –tuvieron- mucho que ver con el amor que le
profeso a este arte.
Mucho tendrá que ver el cierre
del Lido con la tercera trágica noticia, que no es otra que la violenta subida
del precio del cine, a todas luces una faena, un desastre, una gran putada que
no hay por donde coger. Pero como esta nueva temporada me he propuesto, por la
cuenta que me trae, ser más optimista y tratar de ver siempre el lado bueno de
las cosas, he realizado un concienzudo trabajo mental para extraer conclusiones
positivas de esta subida de precios. Y en verdad las hay.
Hasta siempre, Lido. Y gracias!
Para empezar, iremos menos al
cine y gastaremos menos. Eso no significa que veremos menos cine. Si lo que nos gusta es el cine,
y no los estrenos, ni las palomitas ni todo lo que rodea a esta industria, sino
el Cine en sí, podremos tirar de todas las películas que tenemos en casa, de
las que “aún” se pueden bajar por internet o de las que echan por la tele sin
necesidad de pagar casi 10 euros. Quiere esto decirse que seguiremos viendo
cine a la vez que ahorraremos, que no es tontería en estos días.
Por supuesto, no es lo mismo
una peli en casa que una en una sala. Pero buscaremos para ello otras
alternativas más baratas y tan buenas o mejores a las que acostumbramos. Sin ir
más lejos, este mes de Septiembre la cartelera de la Filmoteca Nacional está
repleta de grandísimas películas, imprescindibles muchas de ellas para
cualquier verdadero amante del séptimo arte. En versión original y en pantalla
grande. ¿Precio? 2 euros. Y encima aprenderemos idiomas.
Al ir menos al cine, además,
seleccionaremos cuidadosamente lo que vemos y donde invertimos el dinero. Ya no
nos meteremos en cualquier sala con tal de pasar el rato, sino que seremos
escrupulosos a la hora de elegir, desechando toda obra de la que no estemos
totalmente convencidos de su calidad. No más comedias románticas de pasatiempo
ni thrillers de acción de “ver y olvidar”. Sólo visionaremos pelis buenas. O
eso intentaremos.
"¿Sale Pitt? Yo no me la pierdo" |
Irá menos gente al cine. Eso
suena mal, pero...¿quién no ha deseado eso alguna vez?. ¿Quién no prefiere no
tener al cabezón de turno delante o al ruidoso de rigor al lado?. Además, y esto
es lo más importante, irán a ver la película los que “de verdad” quieran ver la
película. Adiós a los gañanes que van a la sala a tirarse palomitas, a hacer
risitas o cosas peores –o mejores- y a aquellos que entran a ver “El árbol de la vida” porque sale Brad Pitt en el cartel. Todos ellos pensarán que hay cosas
mejores que hacer con sus 10 euros y todos, ellos y nosotros, lo agradeceremos.
Por fin, mucho tiempo después, al cine se irá a ver Cine.
Por supuesto, y siendo serios,
pensamos que no es bueno que las salas estén vacías pues eso daña al séptimo
arte. O tal vez no. Tal vez, siendo igual de serios, lo que necesita el Cine es
que la gente no vaya al cine. Tal vez eso obligue a la industria a ponerse las
pilas, a dejar de hacer bazofias de usar y tirar y a gastar su dinero en obras
que de verdad merezcan los 10 euros que habremos de pagar por verlas. Quizás
esta subida de precios haga subir también la calidad de las películas. O quizás
todo esto que escribo no tiene ningún sentido y la subida del precio del cine
es, se mire por donde se mire, una mala noticia. Tan sólo pretendía, como los
Monty Python, ver el lado bueno de algunas cosas. Porque lo de Tony Scott no
hay por donde cogerlo.
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