Después de descubrir la película y de verla un
total de cuatro veces. Después de comprarme la banda sonora, y más tarde sus
dos míticos discos. Tras haber recomendado su increíble historia a varias
decenas de personas, -todas ellas eternamente agradecidas- y habiendo sido
parte y testigo del boca a boca más sonado de los últimos tiempos, solo quedaba
esto. No importaba que el concierto hubiera sido pospuesto, que tuviera lugar a
600 kilómetros de casa o que el precio fuera cuasiabusivo. "hay certezas
que sólo se presentan una vez en la vida", que dijo Robert Kincaid antes de
abandonar Madison County. Y esta era una de ellas: conocer a Sixto Rodriguez.
Escuchar, en directo, a Sugar man.
Sixto, -así le llamamos los groppies para sentirnos
sus amigos- salió puntualmente ayudado por su hija y confirmando que si no está
del todo ciego desde luego poco le falta. Estupor, nervios, comentarios...hasta
que Sixto encontró el micro. De ahí hasta el final, 70 minutos de pasión,
entrega total, humor, sinergia y sobre todo ello muy buena música; La suya.
Tras arrancar con un acertado guiño a su público
y sus raíces con La Malagueña, Climb up on my music y Only good for
conversation dejaron patente que este poeta maldito puede ser tan roquero como
el que más, encendiendo con ello a unos fans que ya no se apagarían hasta
después de que lo hicieran los focos. Tras ellas, un buen puñado de sus
canciones más celebres, aquellas que ponen banda sonora al mejor documental del
año: Crucify your mind, The establishment blues, I wonder, y por su puesto la ya
inmortal Sugar Man. Todas ellas tocadas con un ritmo muy especial, con ese
rasgueo de guitarra que define de forma inmediata las canciones del
Septuagenario de Detroit y que parecen salir del mismo punto al que llegan: el
alma.
La sinergia fue más allá, pues entre canción y
canción Rodriguez habló del amor, del odio -"un sentimiento demasiado complicado como para que lo gastemos en alguien que no merece la pena"
y recibió además una sorpresa inesperada; una canción, el happy birthday, en
recuerdo de los 71 años que cumplirá el 10 de julio.
A modo de agradecimiento, dos de sus canciones
más hermosas y sentidas: I think of you y Forget it. También cantó otras de
cosechas ajenas -Unchained melody, Fever- y el público las vivió con el mismo
fervor que las demás. Porque los groopies somos así. Si Sixto ordena, nosotros
obedecemos. Si no toca Lifestyle será por alguna razón de peso que sólo él
conoce, y si el concierto dura poco más de una hora entenderemos que es porque
ya debe descansar. Ahora bien, que no cuente con que cumplamos con la letra de
Forget it, porque olvidar una noche así sería tan imperdonable como no haber
encontrado, aún, a Sugar Man.
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