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jueves, 3 de marzo de 2011

El "toque Lubitsch", según Wilder

Todos tenemos un espejo en el que mirarnos para triunfar en el mundo laboral. Incluso el mismísimo Billy Wilder, que bien es sabido tenía sobre aquella mesa donde escribió varias de las mejores historias del cine de Hollywood un marco en el que se leía: “¿Cómo lo haría Lubitsch?”. La admiración de Wilder por su maestro siempre fue absoluta y nunca fingida, y es por ello que siempre buscó “el toque Lubitsch” en cada una de sus obras, especialmente en las comedias. Wilder nunca hizo “Ser o no ser”, (como Spielberg no hizo “Regreso al futuro”) pero otras muchas de sus películas demuestran que, en efecto, tenía bien aprendido el toque Lubitsch y sabía como y donde usarlo.



  
Ese toque consistía básicamente, y según palabras del propio Wilder en “la super gracia contada de manera elegante, y la última y totalmente inesperada vuelta de tuerca”.
  Cuenta el director a Cameron Crowe en “Conversaciones con Billy Wilder” que una de las escenas de las que orgulloso se siente y en la quedó bien expuesto el toque Lubitsch es la mítica secuencia de Curtis y Monroe en el yate en “Con faldas y a loco”.
  Aquella escena estaba del todo prevista, era evidente y fundamental. Tony Curtis, después de engañar a Sugar Kane haciéndose pasar por el dueño de la Shell, se la lleva a un yate que ni siquiera es suyo y “se la tira” (palabras textuales de Wilder). Era gracioso, se podía sacar mucho jugo y era, sin duda, lo que el público quería y sobretodo esperaba. Y eso era precisamente lo que no convencía a Wilder; que el público se lo esperara.

Mientras planeaba estaba secuencia con Diamond y el resto del equipo, alguien un tanto cansado de darle tantas vueltas al asunto espetó: “¿pero que hay mejor que engañar a Marilyn Monroe para tirarsela?”. La reunión quedó ahí, y Wilder se fue a su casa con esa pregunta bombardeando su cabeza, pues en verdad la respuesta es bien complicada si es que acaso existe.
A mitad de la noche Wilder se levantó sobresaltado. ¡Tenía la respuesta! ¿Qué hay mejor que engañar a Marilyn Monroe para tirarsela?. ¡Engañar a Marilyn Monroe para que ella se te tire a ti! ¡Eso sí que sería impagable!. Conseguir que Monroe te convenza, y no al revés.
Ese era el toque Lubitsch. Y eso es lo que perseguía Wilder. Joe le asegura a Sugar que no hay nada que nadie pueda hacer para que él sienta pasión, y ella lucha desesperadamente por demostrar lo contrario. “La pierna de Curtis es la clave, lo es todo en esta escena. Si esa pierna no sube no habría engaño, ni gracia, ni nada. Estoy muy orgulloso de esa escena” dijo Wilder. Seguro que Lubitsch también lo estaría


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