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sábado, 5 de marzo de 2011

Un camaleón demasiado chillón

Rango **

Todo buen guionista o el que aspira a tal conoce de sobra “el viaje del escritor”, libro de Christopher Vogler basado a su vez en el “viaje del héroe” de Joseph Campbell que viene a explicar y demostrar que, desde los tiempos de la mitología griega, todos las historias siguen un mismo patrón, con una serie de elementos que se repiten en todas ellas. A grandes rasgos viene a decir que cualquier historia que se haya contado parte de “un hombre en su mundo ordinario” que “recibe la llamada a la aventura” que le llevará a un mundo “extraordinario” al que se adentrará de la mano de “un mentor”. Allí conocerá y hará “amigos, aliados y enemigos” y se adentrará en “la gran caverna”. Sufrirá una “odisea” conseguirá “resucitar” y logrará “el elixir” gracias a lo cuál se convertirá en “héroe”. (otros ejemplos)

"Rango" homenajea con descaro este concepto base del mundo del guión al plasmar paso por paso todos estos puntos en su historia. Rango (Johnny Depp, no sólo por el doblaje) es un camaleón ordinario que, sin quererlo ni beberlo se ve lanzado (literalmente) a un mundo extraordinario, donde conocerá un mentor que le explicará los pasos a seguir...y así.
El telón de fondo sobre el que gira esta trama es el lejano oeste, y si bien hay muchas opciones a la hora de rodar con este genero Gore Verbinsky escoge con acierto el Spaguetti, con una música al más puro estilo Morricone, (rayando incluso en el plagio a la armónica de Charles Bronson) y una serie de planos, momentos y ambientes absolutamente “Leonianos”: tensos, llamativos, diferentes.


                                                                                 Rango, héroe por accidente

Esto y las logradas caracterizaciones de los personajes son sin duda lo mejor de la película. Cada bicho del desierto tiene su rol bien definido: La serpiente es rápida peligrosa, la tortuga es vieja y sabia y el camaleón, aunque no es capaz de camuflarse, posee sin saberlo un arcoiris de aptitudes que fascinan a sus vecinos y le hacen dar la nota (que es precisamente lo que él quiere).
Pero a "Rango" le sale el tiro por la culata. Y es que adolece, como la inmensa mayoría de las películas de animación que no llevan la firma PIXAR, de una obsesión enfermiza por el buenrrollismo, el cachondeo exagerado, la gracieta cool. Hay una finísima y peligrosa línea que separa lo gracioso de lo “graciosillo”, y sólo PIXAR parece capaz de verla y respetarla, mientras que cintas como "Shrek" y toda su saga y otras cuantas de Disney o DreamWorks parecen empeñadas en cruzarla sin pudor y con inconsciente orgullo. "Rango" se olvida por completo de la historia que se vuelve del todo deslavazada, incoherente y finalmente casi ridícula, (algo preocupantemente inherente a la obra de Verbinsky) obcecándose en otras cosas como en los excesivos momentos delirantes y los innumerables homenajes a un sinfín de películas (“Apocalypse Now”, “hasta que llegó su hora” y varios western más) como si eso importara o pudiera ser apreciado por el público más joven, al que por cierto deja de lado con varios gags no aptos ni entendibles para sus edades. La propia historia no sabe ni como ni cuando acabar, y esto hace que la duración del metraje se haga larga.
rango es como yo: atractivo..pero olvidable
En verdad una auténtica lástima, pues es una idea bien atractiva la de un camaleón de Sheriff en un viejo oeste lleno de verdaderos animales. Eso es lo que empujará a miles de personas a las salas de cine, pero Rango tendrá que conformarse con mirar desde lejos, y con esos ojos que le hacen tan llamativo en los carteles publicitarios, las innumerables obras maestras de los auténticos héroes: los chicos de Pixar                                           
                                                  

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