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martes, 9 de octubre de 2012

Juegan!

                                                                                                             Para que conste...

Estuve este fin de semana en Los picos de Europa,           
llevado por el amor a la montaña y acompañado de otros 9 familiares, con el objetivo de coronar Los horcados Rojos. 2.506 metros de altura. Un paseo, una nadería, para cualquier buen montañero que se precie. Pues bien, las pasé putas, como quien dice. Y pensé entonces, en los momentos críticos de aquel simple “paseo”, en las palabras que taladraban una y otra vez la mente de aquel hombre llamado Nando Parrado: “un paso más. Sólo un paso más”. Así conseguí mi propósito y así lo hicieron también los 16 supervivientes de la tragedia de los Andes, de la que esta semana se cumplen 40 años. Y aquello no fue un paseo.                                                                                        


Lugar del accidente, cerca del Tinguiririca.
El 13 de Octubre de 1972 el vuelo 572 que volaba en   dirección a Chile transportando en él a 45 personas, la mayoría de ellas pertenecientes al equipo de Rugby Old Christians, se estrelló en plena cordillera de Los Andes. 17 murieron en el accidente y el resto protagonizó una de las historias de supervivencia más estremecedoras y emocionantes que se hayan conocido. Cuando oímos hablar de ello la mayoría pensamos instantáneamente en la archiconocida película “Viven”. Y otros, menos, recordamos el polémico y fascinante bestseller mundial de Piers Paul Read en el que está basada la solvente pero edulcorada cinta de Frank Marshall.

                                    "Viven", la película, 1993

No obstante esta semana, la de la efeméride, yo quisiera recomendar la lectura y proyección de otro pack, formado por el libro escrito por el mismísimo Nando Parrado, “Milagro en Los Andes” y por el documental “Viven, el accidente de Los Andes 1972”, que podemos encontrar con facilidad en youtube.

Nando Parrado y  su "Milagro en Los Andes"
 “Milagro en Los Andes” es, como “La ciudad de la alegría” o “Archipiélago Gulag” uno de esos libros que te cambian la vida. Con una narración en primera persona, Nando Parrado rehuye de toda novelización de aquella odisea para contar simple y llanamente lo que él recuerda de esos 72 días, lo que pensaba en cada momento y como y por qué hizo lo que hizo. Y a medida que pasamos la páginas vamos guardando en nuestra mente algunas frases de Parrado que nunca olvidaremos, que retratan la vida como “un juego al que la muerte te deja jugar por un rato” y que ahondan incluso en cuestiones religiosas y morales que nos agitan y estremecen, mientras nos enseña de paso lo que es el frío, el hambre o el cansancio todo ello sobre la emocionante aventura en sí que supuso el accidente, la supervivencia y la huida hacia la libertad, hacia la vida. Porque Nando Parrado estuvo muerto, así lo repite él una y otra vez. Pero quiso averiguar cuando y donde moriría, por lo que decidió dar un paso, y luego otro. Y la muerte le dejó seguir jugando.
                                                                    Parrado, Catalán y Canessa

Junto a Nando, otros 15 supervivientes que cuentan ante la cámara sus propias experiencias en el sobresaliente documental “Viven, el accidente de los Andes 1972”. Una dramatización de los hechos narrados por Canessa, Tintín, Harley y compañía que pone los puntos sobre las íes, matiza muchas de las cosas que se dijeron y demuestra la inquebrantable piña que formó desde entonces aquel equipo, defendiendo frente a las obras de Read y Marshall las vilipendiadas figuras de Harley o Marcelo, el fallecido capitán, y convenciendo a cualquiera de que quien no vivió aquello no es quien para opinar.                            

Disfrutar de este pack es también descubrir las dos caras de una misma historia, pues los puntos de vista expuestos por Parrado en su libro son a veces diferentes de los que sus propios compañeros. Así, mientras Parrado defiende su loca idea de echar andar para “poder decirle a mi padre que estaba vivo”, Roberto Canessa, su más fiel compañero aquellos días, relata ante la cámara con total contundencia y credibilidad como la razón de la huida de Nando se debía en verdad a la cercanía del día en que tuviera que alimentarse de los cuerpos de su madre y su hermana...


Una historia, sobre papel y ante la cámara, que merece ser recordada por siempre, y no solo esta semana. Porque hablar de Parrado, Canessa y los demás es hacerlo de la inquebrantable fuerza del ser humano, de todas las cosas buenas que merecen la pena y sobre todo del amor por la vida, ese difícil, inexplicable y maravilloso juego.



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