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jueves, 3 de octubre de 2013

Breaking Bad, El Padrino de las series


A lo largo de los últimos días hemos leído en innumerables webs, periódicos, foros y blogs que Breaking Bad es, sin ninguna duda, la mejor serie de la Historia. De hecho, el final, que suele ser el “pero” al que los frikis quisquillosos recurren al hablar de la perfección o no de una serie (Los Soprano son el mejor ejemplo) podría en este caso no haber sido tan perfecto como ha sido, que a un servidor y a muchos más Breaking Bad nos seguiría pareciendo la indiscutible número uno.

“El guión lo es todo”, decía Billy Wilder. Ahí dejó “El apartamento” para corroborarlo. Y Breaking Bad ha firmado bajo esa sentencia. Las aventuras y desventuras de Walter White no han contado con el reparto de Los Soprano, el presupuesto de Boardwalk Empire, los culos y tetas de Juego de Tronos, la rabiosa actualidad de Homeland, los decorados de Lost, las vísceras al aire de The walking dead o el atrezzo y la ambientación de Mad Men.

Los hombres de Breaking Bad tan sólo ha contado la historia de un tipo aparentemente normal, en un sitio aburrido, con una esposa fea y muy pocos amigos dándole réplica. No han tirado de dinero, efectos especiales o tías buenas para llamar la atención del espectador. Y sin embargo han convertido esa historia ni más ni menos que en El Padrino, cuando parecía imposible que nadie, jamás, osaría quitarle ese honor a Tony Soprano.

W.W. Un tipo muy normal...
Porque Walter White era eso. Un hombre bueno ajeno a los problemas, que cambia el chip a raíz de una noticia, y que llega hasta el límite y más allá por la familia. Tan lejos llega por ella, que la pierde. Y, sobre todo, un hombre temido, odiado y amado a partes iguales por ser el que mejor maneja el arma más peligrosa de este mundo: la inteligencia. En efecto, Walter White es Michael Corleone.

Para colmo, el guión de Breaking Bad no ha sido sólo bueno, sino “cada vez mejor”. A cada capítulo el nivel subía un poco más, como el tanto por ciento de pureza de la meta azul, hasta llegar al “10 absoluto” que tanto crítica como público han decidido otorgarle.
Una unanimidad que también existe con respecto al siempre peligroso final y que muy pocas obras a lo largo de la historia han conseguido alcanzar: El Padrino, y poco más.




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martes, 9 de julio de 2013

Finding Sugar man

Concierto de Sixto Rodriguez en Barcelona

Después de descubrir la película y de verla un total de cuatro veces. Después de comprarme la banda sonora, y más tarde sus dos míticos discos. Tras haber recomendado su increíble historia a varias decenas de personas, -todas ellas eternamente agradecidas- y habiendo sido parte y testigo del boca a boca más sonado de los últimos tiempos, solo quedaba esto. No importaba que el concierto hubiera sido pospuesto, que tuviera lugar a 600 kilómetros de casa o que el precio fuera cuasiabusivo. "hay certezas que sólo se presentan una vez en la vida", que dijo Robert Kincaid antes de abandonar Madison County. Y esta era una de ellas: conocer a Sixto Rodriguez. Escuchar, en directo, a Sugar man.

 Minutos antes del arranque, y tras la refrescante actuación de Free fall band, las dudas del respetable que abarrotaba el Poble Espanyol de Barcelona giraban en torno a cuales serían las aptitudes de Rodriguez a lo largo del show, y teniendo en cuenta los últimos acontecimientos: dos conciertos pospuestos por motivos de salud. 

Sixto, -así le llamamos los groppies para sentirnos sus amigos- salió puntualmente ayudado por su hija y confirmando que si no está del todo ciego desde luego poco le falta. Estupor, nervios, comentarios...hasta que Sixto encontró el micro. De ahí hasta el final, 70 minutos de pasión, entrega total, humor, sinergia y sobre todo ello muy buena música; La suya.

Tras arrancar con un acertado guiño a su público y sus raíces con La Malagueña, Climb up on my music y Only good for conversation dejaron patente que este poeta maldito puede ser tan roquero como el que más, encendiendo con ello a unos fans que ya no se apagarían hasta después de que lo hicieran los focos. Tras ellas, un buen puñado de sus canciones más celebres, aquellas que ponen banda sonora al mejor documental del año: Crucify your mind, The establishment blues, I wonder, y por su puesto la ya inmortal Sugar Man. Todas ellas tocadas con un ritmo muy especial, con ese rasgueo de guitarra que define de forma inmediata las canciones del Septuagenario de Detroit y que parecen salir del mismo punto al que llegan: el alma.

La sinergia fue más allá, pues entre canción y canción Rodriguez habló del amor, del odio -"un sentimiento demasiado complicado como para que lo gastemos en alguien que no merece la pena" y recibió además una sorpresa inesperada; una canción, el happy birthday, en recuerdo de los 71 años que cumplirá el 10 de julio.




A modo de agradecimiento, dos de sus canciones más hermosas y sentidas: I think of you y Forget it. También cantó otras de cosechas ajenas -Unchained melody, Fever- y el público las vivió con el mismo fervor que las demás. Porque los groopies somos así. Si Sixto ordena, nosotros obedecemos. Si no toca Lifestyle será por alguna razón de peso que sólo él conoce, y si el concierto dura poco más de una hora entenderemos que es porque ya debe descansar. Ahora bien, que no cuente con que cumplamos con la letra de Forget it, porque olvidar una noche así sería tan imperdonable como no haber encontrado, aún, a Sugar Man.



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lunes, 22 de abril de 2013

La Palabra del documental


Searching for Sugar man *****

¿Cómo hablar de una película de la que no hay que hablar? ¿Cómo presentar ante el que no lo ha visto el mejor documental del año, ganador del Oscar y llamado a ser un inmortal de este género, sin robar con las palabras la magia que se genera durante el visionado en sí?.  Lo mejor es hacerlo en pocas palabras.
"La Palabra". Curiosa y casi inexplicablemente uno piensa en la “inmortal” obra de Dreyer durante "Searching for Sugar man". Ambas alejadas por un mundo, pero ambas unidas por algo. Y ambas de cuyas sinopsis, críticas, trailers, hay que huir. Uno ha de descubrirlas. Dicho lo cuál, ¿Por donde seguir, si no debo hacerlo?.
"Searching for sugar man" narra la triste historia de Sixto Rodríguez, del que nada más diremos. "Searching for Sugar man" es la reconstrucción de un fantasma, la búsqueda de un tesoro, el descubrimiento de algo muy grande. Es un documental en todo su significado. Un impresionante trabajo de documentación convertido en una montaña rusa de emociones con un sin fin de personajes involucrados en su funcionamiento. Y de paso es un vibrante viaje a la Sudáfrica del apartheid, una poesía visual sobre la triste ciudad de Detroit y una de las mejores bandas sonoras de los últimos tiempos, todo un regalo a los oídos. De parte de un tal Rodríguez. Sugar man.


"Searching for sugar man" es además un nuevo botón que muestra y demuestra que hoy por hoy el documental es uno de los mejores géneros -si no el mejor- de una industria que ya de por sí está perdiendo su guerra contra las series. El documental es el que más emociona, el que más sorprende, el que más enseña. Su palabra vale más que mil imágenes ficticias. Y llego tardíamente a esta conclusión cuando me percato de que muchas de las mejores películas que he visto en los últimos tiempos, ya sea en las salas o fuera de ellas, pertenecen a este marginado género: “Vals con Bashir", "The fog of War", "Man on Wire", "Sins of my father", "Inside Job", "Hearths of darkness", "Surfwise". "Searching for Sugar man".

 Y pocas más palabras sobre una obra que te deja sin ellas. "Searching for sugar man", es, como "Ordet", lo inesperado. No hay nada más gratificante que lo inesperado. Entrar sin conocer a Rodríguez; salir y buscar sus discos. Buscar a Sugar man. Y hablarle a todo el mundo de él. Pero sin decir nada. Tan sólo instándoles a que se unan a la búsqueda. Merece la pena. Palabra.

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lunes, 18 de febrero de 2013

Brian se lleva la Palma



Hay películas que de malas que son, son hasta divertidas, graciosas. Las carcajadas de toda la sala al terminar la proyección de “Passion”, la última cinta de Brian de Palma, han sido la muestra más clara de lo que venía pensando a lo largo del metraje: “esta es la peor película que he visto en cine jamás”.

De Palma(?)
Desde luego, he visto grandes bodrios en las salas. No hace mucho tuve la desgracia de ver “Por fin solos”, llevado en volandas y pesar del sospechoso título por el nombre del realizador: ni más ni menos que Lawrence Kasdan. Guionista de “Star wars”, guionista de “Indiana Jones”, director de “Fuego en el cuerpo”. Con tal curriculum merecía que pagara la entrada y le diera una oportunidad a esa comedia romántica protagonizada por Diane Keaton y Kevin Kline. Sí, lo sé: debí seguir la lógica: Por fin solos, Diane Keaton, Kevin Kline…truño. Kasdan me engañó, y mi odio al prejuicio ayudó a caer en la trampa. Terrible.


También ví en pantalla grande “Noviembre dulce”, protagonizada por Keanu Reeves –especialista en mierdas- y Charlize Theron. Reconozco que esta la ví suponiendo que sería horrible, pero alentado por la belleza de la sudafricana sumada a mis hormonas adolescentes. Fue aún peor de lo que esperaba, y me costó superarlo.

                                                  

Pero lo cierto es que estas dos películas son malas porque su género les impide ser buenas. No engañan, no pretenden ganar el Oscar ni convencer a la crítica. Solo entretener a parejas de enamorados, hacer algo de caja y después vender alguna copia en dvd, con suerte.
“Passion”, sin embargo, pretende ser algo. Se atreve a presentarse como un intenso thriller erótico, como un inquietante trabajo de estilo, incluso como una moderna obra de cine negro. Pretende cautivar. Y ruboriza hasta límites insospechados. Uno se avergüenza de que le vean viendo tal calaña, pero luego se da cuenta de que el de al lado lo está pasando igual de mal, así que aguanta el tirón.

Ni siquiera diremos de que va. Rachel MacAdams y Noomi Rapace en los peores papeles de sus vidas, jugando a ser mujeres fatal mientras su director realiza una serie de movimientos de cámara, giros de guión y añadidos musicales indignos de una de serie B y totalmente inconcebibles para un tal Brian de Palma. Brian de Palma, oiga!.

Sí anda, bonita, tápate...

Es verdad que el director norteamericano, creador de “Scarface”, “Los intocables de Elliot Ness”, “Misión imposible”, ya había realizado sonoras bazofias a lo largo de su carrera que le fueron alejando poco a poco de sus contemporáneos barbudos –Scorsese, Spielberg, Coppola-. Pero es que “Passion” se lleva la Palma. Y uno no puede más que preguntarse si es una cuestión de chocheo crónico, pasividad absoluta o tomadura de pelo, en cuyo caso bastaría con haber avisado y nos hubiéramos reído aún más.

Decía Woody Allen en la inolvidable última secuencia de “Un final made in Hollywood” aquello de “gracias a Dios existen los franceses”, después de que la crítica de este país hubiera puesto por las nubes una película que en realidad era obra de un ciego.  Pues bien, “ni siquiera” los franceses podrán salvar de la merecidísima quema a la que será sometida “Passion” y sé de lo que hablo porque estas risotadas con las que he arrancado el post se produjeron precisamente en este país.

                                                Por lo menos el trailer es corto...

Los que jugamos a ser críticos –directores frustrados, cierto- sentimos cierto reparo al poner a parir una cinta por la sencilla razón de que un simple “¿acaso tú la harías mejor?” bastaría como demoledora réplica. Pero es que en este caso…en fin, no lo diremos. Pero vaya si lo pienso. Bastaría con no tirar de pretenciosidad para evitar la pasión por la que nos hace pasar este thriller de misterio cuyo único misterio que deja en la mente del sufrido espectador es el de quién es ese hombre que se hace pasar por Brian de Palma. 

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lunes, 21 de enero de 2013

Un domingo en Lyon


5:00 Am.  Me despierto. Creo que es el primer domingo de mi vida que me levanto a esta hora. De hecho, no sabía que existiera esta hora los domingos. En fin, debo darme prisa porque entro a las 7 y el curro está a tomar por culo. Es importante abrigarse. Hoy es el famoso domingo que vienen anunciando toda la semana: el de los 8 bajo cero. Me planteo seriamente si ponerme los leggins debajo del pantalón. Mejor no, voy a ir rápido del metro al bus y del bus al trabajo, y luego tendré que estar con ellos todo el día puestos. Que agobio, quita quita.
No tengo dinero. Virgi me da 20 euros para comer y esas cosas. “Procura no gastártelo todo, anda”.  Descuida, con 5 euros voy que chuto.

5:30. Salgo. Coooo-ño. ¡Que frío joder!. Voy cagando leches al metro, que tarda un poco más de lo común. Y entonces me doy cuenta: es domingo, los metros vienen de poco en poco y los autobuses…de mucho en mucho.  A ver si tengo suerte y cojo el bus a tiempo. He salido una hora y media antes, tengo que llegar, no jodas.

5:50. Salgo del metro, troto hasta la parada del bus. No está, por supuesto. Seguramente llegue a las 6. Miro en la complicada tabla de horarios de la marquesina. Mierda. Mierda, joder. A las 7. La jodimos.
Cientos de pensamientos empiezan a rondar por mi congelada cabeza: ¿puedo llegar de otra manera?. No. Puedo llegar tarde? Ni de coña. Y si voy andando? Probablemente muera…

6:00. No todo está perdido. Tengo el número del tele taxi!. “Oui, bonjour, je voudrais un taxi…je suis a Gorge de loup..”. “deux minutes, Monsieur, bonjour”.
Bien joder. Es una pasta pero no hay otra solución. En dos minutitos estoy dentro un taxi y en 20 en el trabajo, ya verás. Menos mal, porque empiezan a dolerme los pies…

6:20. Tal vez entendí 2 pero me dijo 20…no joder, me dijo 2, maldita gilipollas. Vuelvo a llamar. “Oui, s’il vous plait….je veu un taxi, pour gorge de loup… s’il vous plait..”  “deux minutes, Monsieur. Bonjour”, clink.  Empiezo a sospechar que se trata de un constestador y responde a todos lo mismo, ya estés en gorge de loup o en kuala Lumpur. Como no venga en dos minutos me voy a cabrear de verdad…aunque no podré hacer nada, porque para entonces habré perdido las piernas. Ay, los leggins…

6:25. Aparece un taxi. Mi corazón se inflama. Se acerca hacia donde estoy y se baja la ventanilla. Un hombre saca la cabeza y me pregunta “es que vous bagabá bagabú?”. Como no he entendido nada le digo que oui, que sí claro, que soy yo el que he pedido el taxi. El hombre baja la ventanilla…y se va. ¿Pero que coño es esto?. ¿Qué me ha preguntado? ¿Que si soy un terrorista?. ¿Qué está pasando aquí??? Tengo frio joder, tengo frio!!!!

6:30. A cada minuto que pasa pienso más y más en el pobre Nando Parrado. En serio, como lo hizo?. Y como él me planteo seriamente el comerme a alguien. A un taxista, concretamente. Con dificultad vuelvo a marcar el numero del teletaxi. Dios, hace tanto frio…
“A ver, c’est la troisieme foi que je demandé un taxi a gorge de loup, y es que ya vale”. “un minute Monsieur, bonjour”, clink. Bueno, por lo menos ya se que no es un contestador. Solo una hijadeputa.

6:31 Llega otro taxi. A ver este que me pregunta. No se acerca a mí, si no a una chavala que, por supuesto, no ha madrugado si no que vuelve de fiesta. No puedo creerme que me vaya a quitar el taxi. Afortunadamente, veo como la chica dice no con la cabeza. Me acerco yo al taxi…pero el taxista arranca!!!.
Suelto uno de esos gritos que se entienden lo mismo en español que en francés: “Ieeeeeeéé!!!!”, acentuando la última “e” para que suene más gabacho. Para. Me acerco…y vuelve a arrancar!!. “IEEEEEE!!!!” Esta vez el grito me ha quedado más castizo. Para de nuevo, el muy gilipollas. Abro la puerta y me meto dentro. El taxista sonríe, como si aquello tuviera la más mínima gracia. “A Ecully grande ecolle, s’il vous plait. Y rapidito”.

6:35 la velocidad del taxi es inversamente proporcional a la velocidad del taxímetro. El uno pisa huevos. El otro vuela. Pienso  en las palabras de Virginia “procura nos gastártelo todo, anda”. Vale Virgi, vale.

6:45 He llegado. He perdido una hora, 15 euros y probablemente un par de dedos de los pies, pero he llegado. Mientras firmo en la entrada compruebo en el papel que nadie ha llegado todavía. Sonrío imaginándome como las estarán pasando para llegar. 
Se abre la puerta tras de mí. Vienen todos juntos. Se les ve sonrientes, alegres! Y no caen estalactitas de sus narices. ¿qué cojones…?. “claro, es que venimos en la navette, que los domingos por la mañana nos recoge en el hotel. No lo sabías?”.  Pues mira, pues no, no lo sabía. El ruso se lamenta, el portugués se rie. Un listillo el portugués. “No te preocupes”, recalca el ruso, “con que lleves el ticket del viaje a recursos humanos ellos te lo pagan”. Vaya. El ticket. Mierda.

7:00 Empieza la jornada de trabajo. Vamos a ver si nos olvidamos de todo y empezamos con buen pie este domingo de mierda. Con que no me toquen noticias de política me contentaré…
“a ver, team 7”, grita la jefa, “hoy comenzaremos con el referéndum en Austria, y luego haremos las elecciones de Israel..”. Que bien, que bien.

11:00 No he tenido tiempo para desayunar. La sangre ya ha vuelto poco a poco a circular por mis venas, pero tengo hambre. No obstante, prefiero no parar ahora y hacer con tiempo el video sobre los rehenes de In amenas, porque es complicado y no quiero que me pille el toro.

11.10 Nos reunimos para ver el video de In Amenas. Las informaciones no son claras. Parece que han bombardeado un convoy, pero no se sabe quien ni por qué. Decido preguntar, pero en vez de convoy digo cowboy, así que pregunto: “¿quién ha disparado al cowboy?”. Las carcajadas inundan la habitación. Carcajadas francesas, alemanas, rusas, italianas.  El portugués se pone a imitar a un cowboy disparando y asciende como el rayo de listillo a capullo. La jefa responde: “los indios, los indios!!”.  Que bien, ya van dos ridículos en una mañana.

12:00 grabo el video, con calma y como Dios manda mientras otros pasean y miran el Facebook. Probablemente sea el mejor video que he hecho hasta ahora. Ahora sí, toca descansar, aunque ya no hay desayunos y la comida abre a la una..

12:50 Nuevos gritos de la jefa. “hay importantes novedades desde In Amenas. Puede haber más muertos. Hay que refrescar el video con la nueva información. Antes de la una!!”.  Todos escriben esta información  en sus inacabados artículos y vuelan hacia las cabinas. Yo tengo que retocar mi video. Voy a una cabina. Todas ocupadas. Las 12:55. Me estoy poniendo nervioso. Entraré en esa cabina en la que nunca entra nadie..

12:57 está rota, funciona como el culo! La pantalla táctil no responde, aunque tal vez sea porque ya no tengo carne en los dedos después de lo de esta mañana…
las 12:58, el corazón me va a explotar. Menos mal que no he desayunado para que esto no me pasara…

12:59 supongo que ahora mismo estarán jugando los Guannais. Ay, los guannais...concéntrate José, concéntrate. Te queda un minuto. Me siento como MacGiver.

13:00 El mejor video que había hecho hasta el momento ya está eliminado. Ahora solo queda una mierda llena de incongruencias y fallos de volumen. Salgo sudando de la cabina. Y el portugués sonríe…

13:05 la comida me cuesta 5 euros. Tal vez hice bien en no desayunar. Lo siento Virgi.

17:20 Ha sido un día complicado. La tarde ha sido más tranquila, así que he escuhado por youtube canciones de Jackes Brel, a ver si se me pega el francés de una vez. “Ne me quitte pas" se me mete en la cabeza. Ya no saldrá en toda la tarde. El caso es que nos dejan irnos antes de tiempo.  Bueno, quien sabe, quizás el domingo acabe como Dios manda y hasta puedo hacer algo. Le comunico a Virginia via Facebook que quedamos donde siempre antes de tiempo, a las 6:30. El ruso y el portugués siguen por ahí. Chao, chao, chao. Capullo.

17:25 Estoy a medio camino entre el curro y el bus. Menudo domingo llevo…domingo, domingo….mierda, el autobús. Cuando llegará? Cada cuanto?. No joder, esta vez no. Decido ponerme a correr para que no me pase lo típico.
Pero, un momento, ¿hace cuanto que no hago deporte? ¿y desde cuando he empezado a fumar?. Siento que estoy muriéndome, pero por nada del mundo quiero dejar de correr. Si el autobús se me va en las narices, entonces ya sí, ya me dejo morir.

17:28 Ni rastro del famoso número 3. Miro la tabla. Vino a las 5 y 20. Y vendrá a las 6  y 20. Estupendo, es estupendo. Con el pulmón que me queda vuelvo despacito, cual taxi lionés, al trabajo, a escuchar un par de veces más el “ne me quitte pas”

17:35 El ruso se extraña y se lamenta. El portugués se rie. Pero será gilipollas.

18.10 Vuelvo a salir del trabajo. Estoy a mitad camino entre la oficina y la parada. Justo a mitad. Y entonces caigo. Me he dejado la carpeta. ¿vuelvo? Y una polla. Como pierda el bus me suicido. Ya la cogeré otro día, total, no hay nada importante dentro.

18:20 el autobús no llega. Me cae un copo de nieve. Luego otro.

18:21 Nunca, en todos los días de mi vida, había visto nevar de esta manera. Los chavales y chavalas que esperan en la parada (por supuesto sin marquesina) gritan y rien tan alucinados como yo ante la que está cayendo. Seguro que ni Nando Parrado vió algo igual. El bus, claro, no llega.

18:30 no llega

18:35 …no llega…como cae, Dios mio

18:35 No solo podría haber ido a por la carpeta. Podría haber ido, haber escuchado “ne me quitte pas”, haber plantado un pino y haber vuelto a la parada. Caigo en que en la carpeta sí hay cosas importantes. Ni más ni menos que todos mis pagos, hojas de gastos y el número de cuenta. “no gastes todo”, me dijo Virgi…tranquila, ya lo hará otro por mí.

18:40 Viene el bus. Que sensación. Es tan bonito, es tan grande, es…

18:40 El autobús pasa de largo.

18:40 Casi lloro

18:45 llega otro autobús. Los chavales y chavalas, que llevan ya varios minutos haciendo autostop, se ponen en medio de la carretera. No van a tolerar que ese bus también se vaya. No es necesario matar a nadie, el bus para. Subo. Pero no es el 3!!

18:46 Le pregunto al conductor que si este bus me lleva a Gorge de loup. Por supuesto. Por supuesto que no. “Eso es el 3. Este te lleva a Perrache”. Esa es otra parada de metro, bastante más lejos de mi destino que gorge de loup, pero no me voy a andar con detalles. Me vale.

18:50 El autobús no sale. Le toca descansar, al pobre. Miro por la ventana con resignación como la nevada de todos los tiempos cae sobre lyon. Y entonces veo pasar un lustroso, hermoso, veloz y vacío autobús por delante de mis narices. Con el 3 a la espalda. Venga coño. Einstein tenía razón: Dios no juega los dados; juega a los Sims. Y hoy se lo está pasando en grande conmigo.

19:00 el bus, que por fin se ha puesto en marcha, se sitúa en un semáforo justo detrás del puto número 3. ¿qué hago? ¿lo hago?. Perrache está tan lejos…hagámoslo, que coño.
Le pido al autobusero que me abra, que voy a coger el 3. “Estás seguro?”. La verdad es que no, pero dale.

19:01 Me bajo del 55 y llamo a la puerta del 3. Tras los cristales, el típico gordo infame barbudo. En España sería militante de UGT. Ni me mira. Vuelvo a llamar.  Me mira, pero no me abre. Que me abras, joder, s’il vous plait. ¡No me abre!!. Jackes Brel taladra mi cabeza a toda velocidad: “Ne me quitte pas, ne me quitte pas, ne me quitte pas…”. El semáforo se pone en verde. Y el gordo cabrón arranca. Tras él, pegadito pegadito, el 55.

19:01 Me siento tannnn solo. Pienso en mis hermanos cantándome aquello de "tristón solo quiere un amiguito.." porque así es como me siento, como un perro abandonado.

19:01 Por mis huevos que yo cojo ese autobús. Me pongo a correr como un energúmeno con el pulmón que me queda. No veo muy bien porque voy sin gafas y sigue cayendo la de Dios, pero ya voy paralelo al autobús. Al 55. El 3 está aún muy por delante, como si al gordo cabrón le fuera la vida el ponerse a 100. Me resbalo en un paso de cebra y casi me mato. Noto como los chavales y chavalas del 55 disfrutan con el espectáculo.
El 3 ha parado. Ne me quitte pas, hijodeputá.
Consigo subir. El gordo cabrón se hace el sordo y ciego, pero yo por fin saco provecho al hecho de que nadie me entienda para llamarle gordo hijodeputa 3 o 4 veces. El militante de ugt por fin reacciona. Abre su portezuela y sale. Es muy grande. Se me ponen de corbata. Pero pasa de largo. Solo está cambiándose con otro, es el fin de su turno. Y me doy cuenta en ese momento de que las cosas siempre pueden ir a peor.

19:30 He quedado con Virginia para cenar en un sushi. Mi comida favorita, que bien. El metro está lleno de esquiadores sonrientes y felices. Ha sido un buen domingo. A la salida un segurata me pide el carnet del metro. Se lo doy pero no me deja pasar. Miro hacia abajo. Le he dado el DNI. Hoy quiero hacer el ridículo ante todo el mundo, que pasa.

19:31 Virgi lleva una hora esperando bajo la nieve. “que ha pasado? No me lo digas. Una de tus aventuras dignas de mail”. Pues mira, pues sí. “No te preocupes, seguro que mañana lo ves todo de otra manera”.
Estoy convencido de ello, Virgi. Más que nada, porque he perdido las gafas. 

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