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viernes, 10 de octubre de 2014

Que mal cuerpo..

Crítica "Contagio"
No se haga unas palomitas si se dispone a ver “Contagio”. Sería una pérdida de tiempo y de dinero, porque con casi toda probabilidad dejará de tomarlas a los tres minutos de arrancar la película. Y a los 15, si está usted acompañado, cederá un asiento entre su acompañante y usted. “Sin tocar, sin tocar” que decía Nicholson en “Mejor imposible”.

"Contagio", como siempre en Soderbergh, es su montaje. Una sucesión de planos detalles de esos objetos comunes que todos tocamos nos ponen en situación y echan a rodar una cinta “al estilo Soderbergh” con historias paralelas que narran los diferentes problemas de diversos protagonistas a lo largo y ancho del mapa. Cambios de iluminación o filtros de color dependiendo de la ubicación. Lo que él acostumbra, pero con una vuelta de tuerca más.

Porque “Contagio” es, precisamente, como un contagio. Un algo que se presenta sin avisar y va directamente al meollo –a tu cuerpo-. Arranca directamente en el nudo, saltándose de lleno la introducción y trasladando con ello al espectador la misma duda que tienen los protagonistas: ¿Qué está pasando?. ¿Qué es esto y de dónde viene?. Pues eso, un virus, tal cual.  

Soderbergh, siempre bien rodeado
Con Contagio no hay tiempo de reacción. Sólo una tensión in crescendo que concluye en histerismo y caos, los cuáles, ya lo sabemos, suelen propagarse más rápido que el virus. Las palomitas llevan un rato en el suelo y mejor no hablar mucho con el compañero, que a saber lo que transmite su aliento...

Como ya hiciera con “Traffic”, encuentra Soderbergh un hueco, a modo de antídoto, para el análisis y la crítica. Y nos dice –tal vez de manera exagerada, pero sólo tal vez- que el mayor obstáculo contra una solución a nivel global está en aquellos que se quieren lucrar a costa del problema, en los que se niegan a gastar sin ganar con ello y por descontado en la dichosa burocracia que, como vemos cada día, lo ralentiza todo hasta la desesperación. 

Una denuncia con acierto y sin excesos sobre la peor de las enfermedades, el egoísmo humano, virus del que nadie es inmune y que muta con asombrosa facilidad. Aunque ese no es el desenlace, porque lo cierto es que “Contagio” es un nudo en sí. Igualito al que anida hoy en todas nuestras gargantas.



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lunes, 28 de abril de 2014

Dios, que ciudad

Siguiendo con las recomendaciones de tipo “pack” tipo “Apocalipsis al cubo”, en el que se recomendaba el visionado no sólo de "Apocalypse now" sino también del documental de su rodaje, "Hearts of darkness" y la lectura del libro que inspiró ambas obras, "El corazón de las tinieblas", esta semana quisiera hablar de la que yo llamo “la trilogía de Río”, y a cuento de cómo está el patio hoy por hoy en la ciudad brasileña.