La frase del día

La fotografía es realidad. El cine es realidad 24 veces por segundo

miércoles, 21 de marzo de 2012

San José en familia

Cuando desperté el día de mi Santo imaginé un sinfín de posibilidades que podría depararme el día. Era festivo, mis hermanos estaban en casa y yo no tenía otra cosa que hacer que disfrutar del 19 de Marzo. Probablemente, pensé, pasaría los primeros minutos, u horas, tirado en la cama y continuando con la lectura de “El siglo XX en pantalla”. ¿Por qué no? Una manera tan buena como cualquiera de disfrutar..
Lo que en ese momento no hubiera podido imaginar es que tres horas después mi libro estaría roto, y yo a su lado en una gasolinera de la otra punta de la ciudad, cagao de frío, bañado en gasolina y apestando a tal, engañando a un polaco y con una pelota de 
fútbol de un metro y medio de diámetro.


11:00 de la mañana: Antonio y Paco entran en mi cuarto al grito de “¡tú, gilipollas, vístete que nos vamos!”. Ni un “Felicidades”, ni un “Buenos días”. Sólo un violento eufemismo de “Necesitamos tu ayuda”.


20:35 del día anterior, gasolinera de Arturo Soria: Antonio pone sin plomo a un coche Diesel. Sólo caerá en la cuenta una vez llegue a su destino. La casa de Nando. Ubicación aproximada de la misma: donde Cristo perdió la zapatilla. 


11:01. El plan es el siguiente: Conseguir una goma de esas huecas por dentro; un tubo, vamos. Ir los tres en el Peugeot a casa de Nando. Vaciar el depósito de la pera (conocido así por su forma, su color y su reprís); Ir a una gasolinera, llenar dos bidones de Diesel, volver a la pera, llenar la pera de Diesel. Irnos a comer. Coser y cantar. Puedo elegir quedarme en casa, pero entonces me quedo sin coche. ¿y el rojo? En la finca. ¿Y el negro? En Huesca. ¿Y el gris? Pinchado. ¿Y la pera? Ah, vale...

11:15 meto en el coche mi preciado libro. ¿quién sabe? Quizás vaciar el depósito lleve su tiempo y yo, que soy el más listo, tendré mi libro a mano..”. En el maletero, dos bidones. Podemos irnos




11:20. primera parada. Los chinos de al lado del Vips. Paco y Antonio entran a por el típico y tan fácil de encontrar tubo de goma. Yo espero en segunda fila.

11:25. De la tienda de chinos veo salir lo que parece ser un balón de fútbol de proporciones bíblicas. Un balón enorme, colosal...tras él van Antonio y Paco, como niños con caramelo. Mola. Pero aún hay más. Paco lleva en la mano una manguera de ducha. Sin alcachofa.

                                              

11:27 la imagen es kafkiana. El balón lo ocupa todo, es el pasajero más grande que he llevado jamás. A su lado Paco y su manguera se colocan como pueden en el poco hueco que les cede la pelota...Antonio va encajado en el asento de alante porque si no la pelota no cabe... Y así habremos de hacernos todo Madrid.

11:50 Llegamos a casa de Nando. Ahí está la pera, tan inamovible como la dejó ayer Antonio. “José, tú vete a llenar los bidones. De Diesel!!. Nosotros vaciamos el depósito”.
12:00 Llego a la gasolinera. Sabía que San José daba mucho de sí, pero desconocía que el plan favorito de la gente en este día fuera ir a la gasolinera. Más cola que en el Dragon Khan. Y encima surtidor prepago. La espera será larga..

12:10 Por fin me toca. La manguera no va. Prepago. Entro dentro, hago la cola...”quería llenar dos bidones, no se cuanto será..” “Pues llénalos, la manguera está abierta..”

12:05 meto la manguera eh el bidón. Aprieto con fuerza, a ver si es verdad que está abierta. Chorrazo de Diesel, salpica, me empapo, derramo. Estropicio y desperdicio. Lleno despacio los putos bidones. El de atrás se desespera. Me pita, se acuerda de mi padre precisamente en su día. Y a buen seguro se pregunta cuanto coño medirá ese balón que llevo en el coche...
Cierro los bidones..espera. No cierra. Este bidón no cierra. Lo tapo malamente y lo cubro con 3 kilos de papel. Los meto en el maletero.

12.15. Salgo hacia casa de Nando. Rotonda. “Blonk”. Eso sólo puede significar una cosa. Paro, abro el maletero. Ya sólo me queda bidón y medio, el resto está esparcido por mi maletero. Mi coche es sin Plomo pero apesta a Diesel. Lo limpio mal que bien, pongo los bidones adelante. Conduzco y cambio con la izquierda y sostengo el bidón con la derecha. La super pelota debe estar flipando conmigo.

12:25 Estoy llegando a casa de Nando. Me van a matar por tardón. Pero espera, ¿que es eso? Enfrente mía y en sentido contrario veo a la pera rodando. Paco está dentro. Antonio va corriendo detrás, por mitad de la calle...y más a lo lejos Nando. ¿Ya está, arreglado? ¿Y entonces que hace Antonio corriendo?, ¿Entrenar?.





12.26 Nando me lo explica: “No hemos sacado ni una gota con la puta manguera de ducha. Nos hemos puesto a empujar y Paco va conduciendo la pera por inercia hasta llegar a la gasolinera. Allí pediremos una goma y llenaremos tus bidones”. “Pero los bidones los tengo yo..” “Pues venga, vamos a la gasolinera. ¡Joder, este coche apesta a gasolina, tú!”.

12:40 El tio del balón gigante en el Peugeot azul ha vuelto a la gasolinera. Está aparcado junto a una pera con ruedas que lleva una manguera de ducha colgada del depósito. A su alrededor, 4 tios.
Entramos en la gasolinera, hacemos la cola del Dragon Khan. De pronto un fuerte olor a pedo inunda la estancia. “Como huele a pedo”, constata Antonio. “sí”, replica el dependiente, que se gira a su compañero de barra y le pregunta: “oye, se te ha caído algo??”. La respuesta del colega es un guiño de ojo, seguido de un jocoso “sá..."

12:45 Antonio sale oliendo a pedo pero sin tubo de goma. Estamos jodidos. El pedorro nos ha dicho que habrá tubos en la otra gasolinera. “está ahí arriba”, dice Nando. Antonio, la pelota gigante y yo nos vamos a la otra gasolinera..

12:55 Donde coño está la puta gasolinera esta. Antonio: ¿por qué no ha venido Nando, si Nando sabe donde está?. Volvamos a por él. Joder José, como apesta este coche a gasolina..” 

13:05 Nando: “no, no sé donde está. Se que está por ahí arriba...”

13:10 Nueva expedición. Esta vez a la super pelota y a mí nos acompaña Paco. Entramos en la calle más larga que jamás he recorrido; Herrera Oria. En ella está la gasolinera. Pero...¿donde?

13:25 Damos con la gasolinera. Está tan llena o más que la otra. Entra Paco. Yo me quedo con la pelota.

13:30 Sale Paco. No lleva ni duchas ni pelotas en las manos. Viaje en balde. Puta madre.


13:35 Paco y yo entramos en otro chino. No hay tubos de goma. Pero si una bomba de hinchar balones. Paco no piensa en hinchar aún más la super-pelota, sino en todos los capítulos de Mac Giver, National Geographic y Cosmos que se ha tragado en su vida. Tiene un invento en la cabeza, y nada puede pararle ya. Así que compra la bomba hincha-balones. Un eulo. También coge un pulverizador, un fus-fús. Pa que? Mejor no preguntar...




13.50 De nuevo los cinco en la gasolinera central. Estamos igual que hace dos horas, sólo que yo tengo menos gasolina en mi coche que al arrancar el día...bueno, en realidad tengo muchísima más, (por el maletero, por el asiento de copiloto, por mi ropa..) pero no dentro del depósito que es lo que cuenta.


Paco prueba en la pera la bomba de hinchar balones. Al primer movimiento se rompe. Un eulo a la mielda. Nando no para de mofarse de los Núñez, y empieza a idear una serie sobre nuestras vidas para la MTV 



13.55 Es el momento de volver a succionar. Antonio mete la ducha en el depósito. Y chupa.


13:56 Antonio está vomitando gasolina, escupiendo y cagándose en la puta. Pero sigue sin funcionar. Paco decide intentarlo


13:57 Antonio y Paco están vomitando gasolina, escupiendo y cagándose en la puta. Mierda, me toca a mí... Nando goza del momento. Es mi Santo, tengo frío, apesto a gasolina y voy a meterme una manguera de ducha de sin plomo por la boca. ¿cómo he llegado a esto?. 


13:58 Milagrosamente Paco me detiene. Considera que dos hermanos contaminados ya son suficientes. “hagamos otra cosa. Llenemos lo que queda de depósito con los bidones de Diesel. Al tener más Diesel que Sin plomo tal vez el coche arranque...” 

El invento..
14:05 el depósito está hasta los topes de Diesel 95, una combinación explosiva. La pera no arranca ni a tiros. Tan sólo se dedica a soltar un sospechoso y maloliente humo. Yo tengo que ir a cerrar el peugeot que había dejado aireándose porque hay un vagabundo que no deja de merodearlo...tal vez quiera robar el super balón. Que lo intente, a ver si puede sacarlo del coche.. 


14.10 Nueva idea. Metamos agua en el depósito, y después bajemos la manguera para que se invierta el recorrido del agua, y después de la gasolina.

14:12 Milagro. Funciona. Mac Giver y Carl Sagan dieron sus frutos. Somos unos genios. Ahora hay que esperar hay que se vacíe el deposito..

14:30 sólo se ha vaciado una décima parte. Esto es más lento que la pera en sí. Nos entretenemos con la pelota gigante pero la espera es interminable. De todos modos...de que servirá vaciar el depósito? ¿Que haremos después, llenarlo? Tal vez la gasolina ya esté en el motor, y de nada servirá echar Diesel porque seguirá sin arrancar...
decidimos hacer lo que debimos hacer hace 3 horas y media. Llamar a la grua.


14: 31 Seguro: “¿qué le ha pasado al coche?
          Paco: “no sé, se ha parado de repente..”
Es hora de hacer algo bien. Toca mentir como bellacos. Si decimos que hemos echado sin plomo en un Diesel el seguro no cubrirá la grúa! “la grúa estará ahí en 30 minutos..”
Es el tiempo que tenemos para limpiar las pruebas.

14:31-15:10
Paco rocía con agua todo el charco de gasolina que rodea a la pera, pero la mezcla resultante es algo brillante y aún más visible.
Así que movemos la pera lejos del charco. Fingiremos que se ha parado sin más y lo hemos aparcado aquí.
Antonio limpia a conciencia por fuera de la pera todos los restos de gasolina que hemos dejado, y guarda los bidones de gasolina en el maletero.
Yo guardo la super pelota en el Peugeot para que no nos tomen por gilipollas y compro unos bocabits en la gasolinera. Será la acción más sabia de la mañana. Los devoramos.
Nando sigue fantaseando y ya ve en esta aventura una película de Oscar.



                                                     pasando el rato tras limpiar las huellas

15:10 Llega el tipo de la grúa. Es Polaco. Miradas furtivas, silencio constante.
-que es lo que le ha pasado??
-Pues nada, que se ha parado de repente...
-Voy a subirlo a la grúa. Teneis el gancho para agarrarlo a la grúa??
-eh, pues...no sé....
-Suele estar en el maletero
El polaco abre el maletero. Dos preciosos bidones llenos de Diesel 95 le dan la bienvenida.
El polaco sigue mosca. Y suelta la pregunta
-¿cuándo fue la última vez que llenasteis el depósito??
Se escuchan un par de grillos. Al fin Antonio responde;
-El....depósito???
-Sí –el polaco le mira como diciendo “no sabes lo que es un depósito o es que estás haciendo tiempo??”-
-Esto...ayer. ¿no, Paco?? Ayer, no??
-Sí, sí, ayer...

El polaco guarda silencio. Va al depósito. Lo abre. Está empapado de gasofa. Antonio no podría matar a nadie porque el CSI le pillaría a la primera. Limpió el depósito por fuera, pero no por dentro. Para hacer más sangre el polaco huele la tapa. En efecto, apesta a gasolina casi tanto como mi coche. El marrón es de escándalo. La humillación indescriptible, el ridículo es máximo. Así que nos descojonamos.
El polaco se sube a la grúa y Paco le acompaña hasta el taller. Será un viaje largo y silencioso, tan sólo interrumpido por una única pregunta del polaco: “así que lo llenasteis ayer...pero de gasolina, verdad??”. Paco niega la mayor. Muere matando.




16:00 Paco nos espera en el taller. Somos 5 en el Peugeot (hemos recogido a Mabel) mas la super pelota y mi querido libro, que aparece roto debajo de esta. Tenemos mucha hambre y hemos de decantarnos entre un chino y un italiano. Ya hemos visto demasiados chinos, así que vamos al pasta nostra.
“¿Y qué te han dicho en el taller?” Qué le van a decir, si está cerrado. Porque lo habremos olvidado, pero hoy es San José... 



          Antonio, Paco, una confundida Mabel, Nando, la superpelota y el libro. Fin de trayecto. A comer


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jueves, 15 de marzo de 2012

Intocables

Intocable ****


Cuando los guiñoles del plus decidieron mofarse de Contador, Nadal y compañía la pifiaron en todos los sentidos. Porque desde ahora las inevitables victorias de los nuestros en suelo francés serán doblemente celebradas, produciendo con ello el doble de rabia gabacha. Porque por ejemplo el Real Madrid no dejó ni dejará que sus jugadores hablen para su cadena, y así harán otros cuantos. Y sobre todo porque quedaron retratados. Con lo fácil y elegante que hubiera sido decir: “Sí, pero nuestro cine es mejor”.

No es necesario tirar de masoquismo y retroceder hasta los tiempos de los Lumiere, Méliès, Vigo o Renoir, pasando por las figuras y obras de Godard, Truffaut, Rohmer, Cocteau, Besson... y así hasta llegar a "The Artist", en cuyo caso estaríamos haciendo demasiada sangre en la comparación, tanta o más como la existente hoy por hoy en cuanto a la pelota se refiere, solo que ellos podrían hablar de todo un siglo...

Bastará con ver estos días en nuestras salas de cine la última comedia vecina, “Intocable” para constatar con resignación que esa película no la parimos en España ni de casualidad y para tener que recurrir como escudo aunque con derecho a nuestra frase comodín: “sí, pero nuestro deporte es mejor”.

"Intocable", basada en una historia real llevada a novela por su protagonista, Philip Pozzo Di Borgo, narra la historia de un rico tetrapléjico y un inmigrante del extra radio cuyas vidas presumiblemente incompatibles se cruzan para beneficio de ambos. Los dos superan sin problemas los mismos prejuicios contra los que tienen que luchar para compenetrarse y sobrevivir y consiguen salir adelante teniéndolo todo en contra. Una historia sencilla y conmovedora, cargada de diálogos ingeniosos y desternillantes, pero también de la seriedad y el drama necesarios para conseguir que las lágrimas del espectador no sean solamente de risa.

                                                               
¡Pero aún hay más! Tanto en "Intocable" como en otras de sus muchas y buenas películas de los últimos años ("Bienvenidos al Norte", "La cena de los idiotas", "Amelié", "Los niños del coro", "The artist", etc, etc) no hay palabrotas, ni polvos por doquier, ni visceras al aire. "Intocable" es también drama y humor negro, algo de lo que se supone vamos sobrados, pero he aquí que el tetrapléjico no es violado mientras duerme ni tuvo problemas con su cura, y el inmigrante no se pincha, no le mean encima ni recibe explícitas palizas. Nada escabroso, solo una historia. Uno no sabe como lo harán los franceses, pero lo cierto es que en su mayoría prescinden de  todos esos “trucos” y consiguen igualmente llamar la atención del público. De todos los públicos, de hecho.

Y sin esos ingredientes consiguen además reirse de sí mismos, abordar temas sociales y dejar intactas las sensibilidades de sus compatriotas. Sin ir más lejos, me pregunto cuantas sensibilidades heriría una adaptación, como hicieran los italianos, de la genial "Bienvenido al Norte" a la que llamaríamos, por ejemplo, "Bienvenido al oeste".

No es por azar ni tampoco porque se dopen. Las razones son las mismas que las nuestras en el terreno de juego, basadas en innumerables cualidades respaldadas con  trabajo y resumidas con un tajante “son mejores”. Podríamos tirar de guiñoles y mostrar nuestra frustración y complejo de inferioridad acusándolos de esto y lo otro, pero yo voto por quedar mejor que ellos y limitarme a decir: “touché”.  


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jueves, 8 de marzo de 2012

Moscú no cree en tus lágrimas (o feliz día de la mujer)

Tras varias semanas de inactividad blogera en las que desde luego nadie ha recaído salvo yo mismo y mi orgullo, vuelvo hoy a escribir un post y lo hago en honor a la mujer trabajadora. Pero también en honor a los rusos, y me explico.
 Ha sido esta una semana muy intensa para ellos tras celebrar sus agitadas y polémicas elecciones presidenciales. Por todo el mundo circulan imágenes que hacen cuanto menos sospechar de tongo, así como otras que nos muestran al reciente electo Presidente, Vladimir Putin, derramando unas lágrimas que se antojan un buen reflejo del sentimiento de muchos ciudadanos y que a un servidor le remiten irremediablemente a una grandísima película que para colmo le viene que ni pintado para hablar de mujeres y trabajo: “Moscú no cree en las lágrimas”.

Totem del cine soviétivo, ganadora del Oscar a la mejor película extranjera en 1980 y supuestamente basada en "Manhattan" de Woody Allen, la obra maestra de Vladimir Menshov es a la madre patria lo que “La mejor juventud” a Italia, o la serie “Cuéntame” a España; el fiel, sencillo y certero reflejo de la vida de una personas corrientes a través de los años y enmarcada en los acontecimientos y avatares de la segunda mitad de siglo de su país. Algo tan simple de pensar como difícil de realizar.   


Tonia, Ludmila y Katia viven en el Moscú de los 50 en busca de su gran oportunidad, ya sea un hombre o un buen trabajo, en una época en la que ambas cosas brillan por su ausencia. Se pasean por las calles de la capital con sus mejores galas, fingiendo ser ricas estudiantes a modo de cebo para el sexo opuesto y soñando con una vida mejor que sólo conocen a través de las películas francesas que van a ver al cine y de alguna que otra fotografía.


Con una aplastante sencillez y un elaborado guión que hace que todas las piezas vayan encajando, a lo largo de 2 horas y media conocemos los sueños, logros y fracasos de cada una de las protagonistas, trabajadoras incansables que nunca se rinden y que consiguen lo que tienen a base de esfuerzo y sacrificios. El trabajo da sus frutos, pero también la suerte juega sus cartas, las tornas cambian...y la vida, en fin, traza su propio camino poniendo a cada una en su sitio, que no donde merece.

Y con el retrato de sus vidas el de toda una sociedad, la rusa, en la que conviven la diferencia de clases, el machismo, los ideales, el alcoholismo...Menshov aborda como si nada el sentir y el vivir de toda una generación rusa que tiró de esfuerzo y constancia para superar la peor de las guerras y la peor de las dictaduras y que se apoyó en la camaradería, en la amistad, para conseguir el objetivo final de cada uno de ellos: la felicidad.


Por eso, cuando estos hombres y mujeres ven brotar lágrimas de los ojos de su nuevo mandatario, uno entiende que no puedan más que tomárselo a guasa. Ya han visto bastante cosas como para que un probable fraude electoral les sorprenda, y desde luego ya han vertido suficientes lágrimas como para saber cuales son reales y en cuales no hay que creer en absoluto.


“Moscú no cree en las lágrimas” es una película completa, un melodrama intenso y conmovedor, de esos que se te quedan en la memoria como el nombre de sus protagonistas. Y desde luego la mejor recomendación posible para este día internacional de la mujer.


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