La frase del día

La fotografía es realidad. El cine es realidad 24 veces por segundo

jueves, 30 de junio de 2011

El hombre al que odiamos sin saberlo

Se llama Carlos Ysbert y es el hombre al que, sin saberlo ni quererlo, detestamos profundamente.

Cuando analizamos las, para un servidor, dos mejores series de la historia de la televisión, "Los Simpsons" y "Los Soprano", sacamos similitudes evidentes como que ambas tratan la historia de una familia y los personajes de su entorno. Pero también nos cercioramos de que, al menos en su versión española, ambas son imperfectas. De hecho, "Los Simpsons" dejaron de merecer seguir llamándose así desde hace ya bastante tiempo, pasada la undécima temporada en que para un servidor pasaron a ser “Los Simpsons infames”. Historias ridículas, guiones malísimos, con situaciones vergonzantes y con un Homer Simpson ultra-exagerado, histérico y del todo antipático para más inri doblado por el protagonista que nos ocupa. Aunque uno casi prefiere esto. Porque tener que haber digerido como su doblador inicial, el difunto Carlos Revilla, ponía su voz a las histriónicas payasadas de ese dibujo que se hace llamar Homer Simpson hubiera sido un ejercicio bien difícil.                      
                                                                        
Pero es que Carlos Ysbert, no contento con aportar su grano de arena a la destrucción total de Homer, es además el encargado de que ver "Los Soprano" en versión original pase de ser algo recomendable a algo obligatorio, pues tener que soportar al gran Tony imponiendo su ley con esa voz tan chirriante es algo del todo desquiciante e inadmisible. Cuando no tenía más remedio que ver "Los Soprano" en español Tony pasaba por arte de magia de ser un cabrón peligroso a un gañán gilipollas, con esa voz de “Homer infame” tan inapropiada tanto para un personaje como para el otro.

                                                         La muerte de Revilla, un palo

                                
              Los Simpsons VS Los Simpsons infames. Dobladores incluídos

Quede claro que no culpamos a Carlos Ysbert. Conseguir suplir o mejorar la inolvidable voz de Carlos Revilla, que dio vida de manera sobresaliente no sólo al auténtico Homer sino a otros mitos como Bill Cosby o Kit, el coche fantástico (aparte de un sin fin de actores clásicos)....debe ser tan complicado como pretender hacer sombra a la abrumadora y tétrica voz de un James Gandolfini que le debe a su cuerdas vocales por lo menos la mitad de lo que es Tony Soprano.

                                
                            Tony Soprano, en inglés y en español. No hay color
                                                       
                                                

Nosotros culpamos al iluminado que elige a Carlos Ysbert como doblador de estos dos gigantes de la televisión. En un mundo como el del doblaje donde muchos se pegan por entrar y donde unos pocos se reparten el pastel es tristemente entendible que sean siempre los mismos los que dan vida a nuestros héroes. Pero que tenga que ser la misma persona la que hace que deteste a mis dos personajes favoritos de la pequeña pantalla es algo que me irrita lo suficiente como para escribir un post. Y para desear fervientemente larga vida a Constantino Romero, no vaya a ser que le den su puesto a ese hombre al que odiamos sin saberlo...ni quererlo 

             ¿En quién pienso, Susana? desde luego no en Homer Simpson..  

Si te ha gustado este artículo, también te puede interesar:

martes, 21 de junio de 2011

Micmacs, crítica

Micmacs ***

Sin tratar de ponerle a su altura, Jean-Pierre Jeunet es, como Woody Allen o Federico Fellini, uno de esos realizadores que ha conseguido crear su propio universo en la pantalla. Películas que, con sólo dos tomas, delatan de inmediato al director que hay tras ellas. Habría que colocar al margen su incursión en la ciencia ficción de la mano de “Alien Resurrection”, pero el resto de sus obras saltan inmediatamente a la vista como “una de Jeunet”.

 Este particular francés logró un merecido respaldo de crítica con la inclasificable “Delicatessen”, pero el aplauso del público y la fama mundial no le llegó hasta "Amelie", piedra angular de su carrera y espejo sobre el que se han mirado el resto de sus obras.

No es para menos, pues independientemente de la aversión o devoción que sienta cada cuál con el mítico personaje interpretado por Audrey Tautou lo que es innegable es que Jeunet marcó con ella un antes y un después en el mundo audiovisual, como también hiciera, por ejemplo, "Matrix".

Que sí. Y para ejemplo, una anécdota muy significativa que tuvo lugar en la misma sala de cine donde uno hablaba con su acompañante de la susodicha película cuando, de repente, comenzó la proyección de anuncios previos. Aquarious apostaba por la libertad de sus consumidores de elegir libremente el nombre que quisieran y uno comprobaba con orgullo y satisfacción, como el Rey, que su teoría se hacía carne ahí mismo. Pues lo cierto es que el montaje, el ritmo, la narración y el estilo en sí de aquel anuncio eran puramente “amelinianos”. Como tantos otros spots, promos, cortos y películas que beben directamente de ese modo tan peculiar de contar las cosas que se inventó Jeunet y nos descubrió Amelie.

                        Anuncio previo a la película. Puramente "Ameliniano"


Hecha esta defensa al director y su película, toca hablar de "MicMacs", que con un gran arranque, sin diálogos y en 3 minutos nos explica la infancia, el mal fario y la actual situación de un hombre (Dany Boon) que emprende una alocada aventura contra dos grandes compañías armamentísticas que le arruinaron la vida. (argumento este muy pero que muy parecido a “el caso Slevin”). Para ello contará con la inestimable ayuda de una pandilla de rateros (no se puede definir de otra manera) cada cuál más genuino, característico, estrafalario. Jeunet, ya saben. Y si no lo saben piensen en "Delicatessen" y fusiónenlo con "Amelie", añadiéndole luego las gotas antibélicas de “Largo Domingo de noviazgo” y tendrán ante sí los personajes, el estilo y el mensaje de “MicMacs”. Porque en verdad estamos ante un popurrí de estas sus obras anteriores, con el añadido de que Boon no encandila como Tautou ni sus secundarios fascinan como lo hicieran los repugnantes vecinos de su ópera prima.

"Amelie va a cambiar tu vida" 
Era un mensaje para Jeunet
Los detractores de Jeunet basan su odio en la obsesión de este por hacer de sus cintas lo más entrañable que uno haya visto jamás. “Amelie” rozaba en ocasiones esa pedantería que se potencia aún más cuando se narra en francés, pero se libraba por los pelos gracias a su gran argumento y a su, insistimos, innovador estilo.
Decía Wilder (siempre acabo en él, por qué será) que cuando buscas la sensibilidad lo que te sale es sensiblería barata, y es ese el error en el que cae "MicMacs", que no se entera de que demasiado azúcar estropea hasta una lengua de regalíz y que presenta unos personajes que a fuerza de ser tan encantadores terminan por resultar un pelín cargantes. (En especial el personaje interpretado por Julie Ferrier, más cansino que...que Willy Toledo, por ejemplo).





Con todo, este importante “pero” lo solventa con una divertida y diferente historia y gracias a ese estilo del que hablamos, logrado a base de imágenes surrealistas, oníricas, como pertenecientes al fantástico mundo que está presente en el cotidiano pero que no se ve a menos que te detengas. Y los primerísimos planos que caricaturizan los rostros, las exageradas caracterizaciones, los filtros de color y las chocantes y hermosas escenas de transición que convierten la película en puro entretenimiento visual, lo que se traduce en un rato agradable y un par de buenas carcajadas. Al fin y al cabo, es de lo que se trata hoy por hoy en este arte. Y no todos los días vas a parir Amelié.

Si te ha gustado este artículo, también te puede interesar:
-Midnight in París
-The Company men
-Cisne negro
-Rango
-Más allá de la vida

miércoles, 15 de junio de 2011

Mi tardía y férrea defensa del final de Los Soprano


Vaya por delante que este post es sólo para aquellos afortunados que ya conocen el final de la mejor serie de televisión que un servidor ha visto. Para ellos y para los que no les importe que se les destripe la polémica secuencia que cierra esta obra maestra de la pequeña pantalla que es Los Soprano.

Dicho esto, lo primero que debe quedarle bien claro a todos los indecisos (que sorprendentemente los hay) es que Tony Soprano muere. Lo hace en el preciso instante en que acaba la serie. Y por eso acaba la serie, porque no hay más que contar.
Según puede leerse en foros, comentarios en youtube y otras páginas de todo tipo esto (que Tony muera) es algo que pilla totalmente desprevenidos a una gran mayoría, pero lo cierto es que uno lo viene barruntando desde hace varios capítulos y acaba por saberlo con certeza en el penúltimo de ellos.


Son varios los detalles que dan a entenderlo, (como la reacción del agente del FBI ante la muerte de Leotardo) pero especialmente significativo y hermoso es el momento de la última comida entre Silvio y Tony, en la que ambos hablan de intentar como sea arreglar las cosas con Phil Leotardo y la gente de Nueva York, para dar carpetazo así a una guerra que no les está llevando a ningún lado. Se les ve optimistas, comprometidos con la paz y deseosos de seguir vivos. Y de fondo suena la música del restaurante, que en ese momento no es otra que el Intermezzo de Caballería Rusticana, la misma pieza que suena en "Toro Salvaje" (y así lo interpretan ellos) pero también la que cierra la trilogía de "El Padrino" y que desencadena en su tercera entrega el fatal final para Michael Corleone y su familia. Tony cree tener todo atado, como Michael, pero la Caballería Rusticana juega aquí el papel del destino ya escrito. Por mucho que trabajen por la paz, la tragedia es inevitable...

                        Esa música no es para tomarsela a broma..

El final sorprendió y el final indignó. No sé que esperaban algunos de la última secuencia de Los Soprano. Tal vez que matara a todos sus enemigos de una tacada, se tirara a la Doctora Melfi, nombrara a su hijo heredero de "La familia" y se sentara en su trono, puro en mano, como Rey absoluto de todo el cotarro. Pero el final es el que es, es el que debe ser y de verdad es chocante que haya de ser explicado.                 

                                                                        
Tony entra en el restaurante (uno cualquiera, uno más) y se sienta a esperar al resto de su familia. A medida que suena la canción de significativa letra que él mismo ha elegido van entrando varios personajes, unos presuntamente anodinos, otros no...pero todos son filmados por la cámara, que en este caso como en tantos otros no es sino los propios ojos de Tony Soprano. El montaje de esta secuencia se me antoja sobresaliente pues, sin quererlo, uno se va angustiando terriblemente a medida que pasan los segundos. La cámara sigue sin razón aparente los pequeños movimientos o gestos de la pareja de la mesa, del tipo de la gorra o del hombre de la barra. Cada vez este más sospechoso, cada vez más filmado, más observado por Tony....Meadow no consigue aparcar, la espera es interminable, y a estas alturas sabes (sorprendentemente con pesar) que Tony no va a salir vivo de aquel lugar.

Entran dos negros con cara de pocos amigos, y Meadow sigue sin poder aparcar. A uno le dan ganas de saltar violentamente dentro de su coche, coger el volante y gritarle "ya aparco yo, maldita sea!! tú corre a ver a tu padre, porque va a morir". Meadow aparca a la tercera. "A la tercera va la vencida", dijo Tony una vez. Y hablaba de su muerte.


Anthony le recuerda a su padre lo que él mismo le dijo una vez "hay que disfrutar de los buenos momentos". Tony no recuerda haber dicho eso, pero desde luego está de acuerdo.
El hombre de la barra se va al baño, en el último y más acertado homenaje de esta serie a "El Padrino", y emulando precisamente la, para Tony, mejor escena de la historia del cine. La cámara vuelve a seguirle casi imperceptiblemente...
La familia degusta unos aros de cebolla. Es su "última cena".
Entra Meadow. Tony la ve. Y se acabó. "Stop". No se ha ido la luz de tu casa. Se ha ido Tony.



Y uno se pregunta: ¿qué es lo que indigna a la gente?? Que más quieren ver? No hay nada más que ver, porque Tony Soprano es la serie y no hay que contemplar que no sea a través de sus ojos. Todo se va a negro porque Tony se va a negro. Todo queda en calma porque Tony queda en calma. Todo acaba porque Tony acaba. El que quisiera grandes alardes técnicos que deriven en sentimentalismo barato desde luego se equivoca de serie. El que quisiera recrearse en su muerte tendrá que aguantarse porque Tony no pierde ni aún estando muerto, y su última victoria es que nadie vea su patética caída a manos de un don nadie. Y el que quisiera ver la reacción de su familia...que se la imagine, pues ha tenido 6 largas y magníficas temporadas para conocerles a fondo. Si es que su familia sobrevive, claro.

                                       Probablemente ni lo oigas cuando ocurra...

No se me ocurre un final más acertado e imponente para esta inmortal serie para la que no hay espacio suficiente en un sólo blog, por la que han pasado decenas de directores (Peter Bogdanovich o Steve Buscemi entre otros) y de la que hemos extraído centenares de detalles, simbolismos, mensajes geniales que hacían cada capítulo mejor que el anterior.
 Y sí, ya sé que esta defensa llega tarde, pero quería dejar clara mi postura en este debate que no debiera siquiera existir. Es cierto que sufrí una tremenda decepción tras esta secuencia. La decepción de imaginarme a tanto decepcionado. Sea como fuere, lo cierto es que Tony murió como vivió: engañando al personal, tocando los cojones, y dando que hablar.

miércoles, 8 de junio de 2011

Las 10 bazofias más grandes de la historia

Ante el reciente estreno de “Piratas del Caribe y esto y lo otro” y recordando por ello lo malas que pueden ser algunas películas un servidor se dispone, en un meritorio ejercicio de masoquismo, recodar los 10 bodrios más grandes que ha visto en una pantalla de cine.
Nos referiremos tan sólo al cine de Hollywood, no entrando en competición películas españolas (pues coparían de manera abusiva por lo menos los 9 primeros puestos) ni europeas ni de serie B (Sí, “los surferos Nazis tienen que morir” es más mala que pegar a un padre, pero se le presupone y se lo puede permitir)
Dicho lo cuál, no hay en el mundo 10 mierdas como estas:

-Noviembre dulce: No se hará esta lista a modo de ranking, pero quede claro que esta película es la peor de todas. Es cierto que sólo el nombre hace presagiar lo peor, y que uno no debería siquiera haber empezado a verla, pero Charlize Theron tuvo en este caso demasiado poder persuasivo. Esta infamia toma los peores elementos de “Love Story” para narrar la fascinante? e imposible historia de amor entre Theron y Keanu Reeves. A base de cantosísimos plantings y bochornosas escenas protagonizadas por el típico secundario Gay (personaje arquetipo obligado siempre a ser hilarante, vaya usted a saber por qué) va avanzando una cinta con el final más ñoño y  predecible de la historia. El mejor ejemplo de cómo Hollywood ha hecho añicos el concepto de “comedia romántica” que él mismo creó. Una señora mierda.

-Matrix Reloaded: Sin desmerecer el logro y la importancia de la saga "Matrix", no creo que nadie rebata que la segunda entrega bien podrían habérsela ahorrado. Los hermanos Wachowsky decidieron demostrar lo muy chalados que estaban y dejaron de basarse en “Metrópolis” para poner en pantalla todas las ralladas que ambos tenían (y tienen) en la cabeza. Excesivas y cansinas escenas de acción, cameo con calzador de la Bellucci para atraer a adolescentes hiperhormonados y un final con pretensiones filosóficas que hacen que, sin quererlo, te dé la risa

-Van Helsing: Uno no puede evitar cabrearse terriblemente al terminar de ver “Van Helsing”. No sólo por haber desperdiciado dos horas de su vida, sino por comprobar como se puede derrochar tanto dinero en algo tan malo, como miles de cineastas con buenas ideas y mucho talento tienen que comerse los mocos mientras la industria sigue sacando a la luz truños como este, y como es posible que no seas capaz siquiera de sacar más partido a una Elena Anaya que hace de vampiresa. Intento ponerme en la piel del macarra más lerdo y ni aún así consigo sacarle nada bueno a este desperdicio de cinta cinematográfica.


                Van Helsing. Tan mala que hasta el trailer es malo



Y hablando de vampiros, que no se nos escape Crepúsculo. Una cosa es adaptar un libro y otra ponerlo, tal cuál, en imágenes. Le pasó en buena medida a “El señor de los anillos” y a “Harry Potter”, pero la palma del sin sentido se la lleva la historia del vampiro bueno y la humana golfa. Una sucesión de incongruencias desquiciantes, un montaje al entero servicio de las páginas del libro y un argumento de los que a uno se le ocurre mientras caga. No tuve el coraje de ver el resto de la saga, en la que un hombre lobo sin pelos vuelve a demostrar lo golfa que es la prota. Terrorífica. En todo su significado. 
                                                                        

 Alfie. Cuando Chris Rock, en aquella ceremonia de los Oscars, decidió comparar a Jude Law con Clint Eastwood, el inglés se cogió tal cabreo que despidió a su agente. Tal vez se creía que en verdad podía compararse con el mito. Jude Law no es Clint Eastwood. Pero es que tampoco es Michael Caine. Viene este innecesario recordatorio a cuento de “Alfie”, en la que Law se pone en la piel del joven conquistador que ya interpretara en su día Caine. Aquella ya era mala con ganas, pero su remake no merece siquiera el calificativo de película. Jude Law dando lecciones a la cámara de cómo ligarse a los mayores putones de Nueva York, uno de ellos la siempre insoportable Susan Sarandon, no es plato de buen gusto para nadie. Pero si encima sus pretensiones son morales y artísticas dan ganas de que vuelvan a humillar a su protagonista en la gala de las estatuillas. Pobre, él no tiene la culpa. La tiene su agente. Va a resultar que estaba muy bien despedido.

Atención, este trailer contiene imágenes que pueden herir gravemente su sensibilidad





Revenge: De todas las denterosas flipadas de Tony Scott, "Revenge" es la ganadora. Cochran, un piloto de las fuerzas armadas, (el oficio más cool que se le ocurre a Hollywood) interpretado por el mismísimo Kevin Costner tiene una tórrida aventura con la mujer de su mejor amigo (Anthony Quinn en su época de “lo que sea por dinero”) que, para colmo, es el peor de los mafiosos. Como comentábamos antes de “Matrix Reloaded”, hay películas que de malas que son se transforman en divertidas, y las obras de Tony Scoot, con sus diálogos tan tópicos, sus protas tan patriotas y sus malos tan malos logran siempre arrancarte una buena carcajada. Y eso las hace menos malas. 
Sirva esta frase de resumen de la cinta: “eres un maldito loco  hijodeputa, Cochram...pero estamos contigo”


Ahora los padres son ellos: ¿Por qué no te ríes ni una sola vez con la tercera entrega de esta aceptable saga? No puede ser sólo porque el guión sea plano y zafio, porque hemos visto otras de Ben Stiller de similares características en las que nos desternillábamos en más de una ocasión. El problema está en el propio Stiller, que, si nos fijamos, parece no tener ningunas ganas de actuar, hacer reir o dar réplica al plutócrata que se comió a Robert de Niro. Ya no pone esas caras, ya no ese pobre tipo que va de marrón en marrón. Es Ben Stiller aburrido, repitiéndose y con ganas de irse a casa, como nosotros. Una buena manera de destrozar una saga. Pero no la peor...

Porque ese honor es para Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal. Que vamos a decir que no pensemos todos. Harrison Ford quería volver a estar de moda, Steven Spielberg siempre quiere más dinero y George Lucas probablemente se aburría y, no contento con lo que hizo con “Star Wars”, decidió junto a los otros destrozar de arriba abajo la mejor saga de aventuras de la historia, deprimir profundamente a toda una generación, obligar a Shia Labeouf a pedir perdón públicamente e inflar un poco más el crédito de un Lawrence Kasdan cuyo guión nunca será superado. Lo del extraterrestre ni lo comentamos.
                             
                               Para que nadie olvide lo que fué "Indiana Jones"

Cuando el ya por entonces retirado Billy Wilder iba al cine con su esposa y tenía que soportar alguno de los horrorosos trailers previos a la película, decía socarronamente: “gracias por avisar”. Pues eso. No digan que no avisé. Desde luego que hay muchas más, y yo no he llegado a mencionar 10. Dejo este honor o sacrificio para el lector, que a buen seguro también habrá caído unas cuantas veces en la trampa. Y seducido por un título, una buena publicidad o un actor ha contemplado, en todo su esplendor, un auténtica bazofia.