La frase del día

La fotografía es realidad. El cine es realidad 24 veces por segundo

lunes, 28 de febrero de 2011

Hay que volver a ver ciertas pelis

Una de las muchas grandezas del séptimo arte es que te permite ver las películas tantas veces quieras, de manera que en una segunda visión puedes apreciar ciertas cosas que de las que no te habías percatado a la primera, y que hacen que la obra te guste más o menos. Es por ello que soy de los que piensa que en efecto hay que ver las películas, al menos, dos veces. Y también hay que verlas con la edad adecuada. Películas como 2001 una odisea en el espacio o Blade Runner hay que verlas cuando hay que verlas, y muy probablemente te gustarán más a la segunda que a la primera, y más a la tercera que a la segunda. Llevaba muchos años sin ver determinada película, y anoche quedaba agradecido por haberla vuelto a visionar.

Se dice que el objetivo de una buena película ha de ser triple: el entretenimiento, la belleza artística y su capacidad de remover conciencias. Esta cinta cumplía sobradamente las tres.
Es un auténtico dramón lleno de enseñanzas cuya historia comienza con el nacimiento de un niño, que es educado en los valores de la bondad, la honestidad y la franqueza. Pero ya se sabe que los caminos del señor son inescrutables, y nuestro protagonista pasa de lo que le dicta su yo más profundo y elige el mal camino en la vida: el rápido y fácil, lo que le hace olvidarse de su formación como persona para ser artista, pues gana dinero fácil y con ello es feliz. “Para que quiere conciencia un actor?” llega a decir (lo que irremediablemente me hizo pensar en Javier Bardem, cuyo hijo ha nacido en un hospital judío de los Estados Unidos..sic)

Pronto descubre que el mundo de la fama no puede ser más tramposo y peligroso. Es timado, utilizado y poco menos que esclavizado. Le encierran, le hacen llorar día y noche y le aseguran que nunca volverá a ver a sus seres queridos. Milagrosamente consigue salir de ese mundo, pero entiende que los milagros sólo acontecen una vez en la vida y decide volver al camino correcto. El destino no obstante es cruel y el protagonista habrá de sufrir toda una odisea para ser capaz de enmendar sus errores. Esta nueva odisea comienza cuando es raptado por un tipo con una perversa predilección por los niños. Un ser de lo más desagradable que a aquellos chavales a los que rapta les obliga a pegarse entre ellos, a drogarse, a beber, hasta convertirlos poco menos que en bestias de las que beneficiarse Dios sabe como..

 Nuestro protagonista, que de tanto fumar ya no sabe ni donde está, no se percata casi del peligro que corre. Vive en un mundo de pesadilla, él mismo ya no es ni la sombra de lo que era y está totalmente cambiado, pero nadie al que le importe está ya ahí para decírselo. Los pocos niños que sí son conscientes del peligro que corren son latigados y maltratados.

Logra huir. Y llega a casa, aunque como el protagonista de la verdadera odisea lo haga demasiado tarde. Su familia ya no está en casa, está de nuevo sólo en este mundo. Afortunadamente toda esta aventura le ha hecho madurar y crecer a pasos agigantados, y toma la determinación de buscar y encontrar a su familia cueste lo que cueste. Recorre los mares del mundo en busca de sus seres queridos y hace amigos por el camino, pero todos le abandonan cuando se percatan de los peligros que corren al acompañarlo.
Y lo consigue. Pelea con monstruos, sufre un naufragio.. y finalmente pierde la vida. Pero logra con ello encontrar y salvar a los suyos. Aprende cuando son los verdaderos valores de la vida, entiende que no hay mejor luz en el camino que tu propia conciencia y se transforma con ello en un verdadero HOMBRE.

Cuando la ví hace 20 años no entendí que Pinocho (1940) encerrara tanto mensaje, tanta enseñanza y tanto simbolismo. Sólo ví a un niño de madera al que le salían orejas de burro, y no la historia de la odisea, tantas y tantas veces plasmada en el cine y el mundo del arte en general, mostrada de manera simple, directa y entretenida. Para todos los públicos. Ví a un grillo gracioso, y no a un personaje genial heredero en sus formas y gags del mismísimo Chaplin. El mejor secundario de la historia del cine, capaz de adelantarse a James Bond con eso de dar su apellido antes que el nombre y al mismísimo Indiana Jones al correr con pavor delante de una gigantesca bola de billar..incluso le roba su mítica frase a Lauren Bacall!: “si me necesitas...tan sólo silba”.
Todo esto por no hablar de una banda sonora cuyos primeros acordes forman parte de la cultura popular del pasado siglo.

                                                                                                 When you wish upon a star. Un mito

Alguien se mofaba de mí el otro día por ir a ver Enredados. Y otro colega me decía que no entendía que viera dos veces una misma película. A ambos les digo: hay que ver de nuevo ciertas películas. Y hay que ver las pelis de Disney, sin las cuales no seríamos lo mismo.
 Hay que ver de nuevo Pinocho, amigos.

domingo, 27 de febrero de 2011

Más allá de ser Clint Eastwood

Más allá de la vida **

Salgo del cine con cierta sensación de pena. Es tal la adoración que, desde aquel día que ví “Sin Perdón” siento por Clint Eastwood, que espero cada estreno de este mito viviente con auténtico fervor.
Estamos ante uno de los directores más importantes de la historia del cine, un hombre que, como dicen muchos críticos, podría sentarse con John Ford y Howard Hawks a tener una distendida charla de cine. Pero al Cesar lo que es del Cesar: Más allá de la vida no irá más allá de unas semanas de proyección en los principales cines de cada ciudad. No obtendrá premios, no dará que hablar y no formará parte de “lo mejor del mejor”.
Más allá de la vida arranca con una sorprendente secuencia que rememora los fatales acontecimientos del 21 de Diciembre de 2004 en Sumatra, cuando un Tsunami se llevó por delante todo lo que encontró a su paso, cientos de miles de vidas incluídas. A medida que avanza la cinta descubrimos que esta escena bien podría haber sido suprimida y la historia sería la misma. No ha sido más que un impactante trabajo digital que incluir en el trailer para empujar al espectador a las salas. Y eso desde luego es indigno de Clint Eastwood, que no necesita de trucos de ese tipo para “arrastrarte” (nunca mejor dicho) a ver su última obra.

Este Tsunami es no obstante el punto de partida de la cuestión principal del film: la muerte, el más allá, la luz al final del túnel...y lo muy abandonados y solos que se sienten los que han experimentado de cerca estos hechos.
Eastwood trabaja con tres historias que sólo se entrecruzarán al final, lo cual hace que no te llegues a interesar ni a involucrar con ninguna de ellas pues, a pesar de lo largo del metraje (y este es otro de sus puntos débiles) no hay tiempo material para llegar a identificarte con ninguno de los protagonistas, lentos todos, que para colmo pierden el tiempo del que disponen con escenas vacías, inútiles, que no aportan nada y que en ocasiones rozan el ridículo (mención especial al ligoteo entre Mat Damon y su pedorra pretendiente). 

Supuestamente y gracias a haberse conocido dejarán de sentirse solos, aprenderán que no son los únicos y mirarán hacia adelante con optimismo, pero hay que escarbar mucho para poder sacar dicha conclusión que para colmo no se plasma (pues no hay tiempo, claro), y más aún para salir de la sala satisfecho con ella.

Demasiados bandazos para una conclusión tan pobre. Demasiadas historias para una sola idea, y demasiados minutos para una película que lleva la firma técnica inconfundible de su gran director, (sobrio y pausado como siempre y con planos estáticos y sombríos, reflejo del estado de sus protagonistas) pero que no entretiene, no emociona y no inquieta tu mente. Durante buena parte de la historia estás esperando el momento de arranque, el giro dramático, el salto al vacío del protagonista...nada de esto sucede. La película se desliza lenta y predeciblemente hacia el final, hacia su muerte. La luz blanca al final del túnel resulta ser las luces de la sala que al encenderse te dicen: “ya está, esto ha sido todo”. Y uno sale a la calle con una terrible idea que le da vueltas en la cabeza, y que nada tiene ver con fantasmas bonachones: ¿habrá caído Clint, como Scorsese, Allen o Spielberg, en las garras del chocheo?”. Esa sí que es una pregunta inquietante y aterradora.

Murcia, que puta eres

Tendría que haber llegado a Murcia mañana Jueves, para cubrir las semifinales de la Copa Davis, pero el destino y mi hermano Antonio me han colocado en esta ciudad en la tarde del Miércoles, que no ha resultado una tarde cualquiera.

Los cometidos parecen muchos pero también sencillos: tengo que ir a casa de Antonio, vaciar lo que queda en su casa, llevar las cosas de sus dos trasteros al coche, cambiarle las ruedas a este y recoger su ordenador en nosequé guardamueble. Aunque en la radio no me han sacado noche de Hotel hoy dormiré allí para estar cerca de las pistas de tenis..tendré que pagarlo yo, claro..

Nada más llegar a la estación de trenes llamó al tipo que debe llevarme las llaves de casa de Antonio. Quedó con él sin problemas:

-Estaré allí en 10 minutos. Calle Goya.

El taxista es un coñazo. No para de hablar. Del tráfico, de los polis, del tiempo..”te digo yo que va a llover”..pero es incapaz de centrarse un poco y nos tiramos 10 minutos dando vueltas sin que siquiera haya sido capaz de poner el nombre de la calle en el gps…

-oyes, que la calle Goya no me aparece, no hay manera…

Ya sabía yo que este estaba dando vueltas sin sentido. Me asomo un poco…joder, ¿Cómo se lo digo?

-mmm, creo que Goya es con “i” griega..

-Ahhhh!! Ahora sí, mira tú.

No te creas que el cabrón me descuenta toda la vuelta que me ha dado. Empiezo a perder dinero. Y seguro que el tipo de las llaves lleva un buen rato esperando..

El tipo no ha llegado. Y yo me espero otros 15 minutos. Pero llega. No sabe cual es la escalera, ni el piso, ni la puerta. Una vez que yo le llevo dentro me deja 3 juegos de llaves, y él se lleva otras.

-oye, ¿y la calle Juan carlos I? Es que tengo ahí el hotel..

-buff, pues se que está por aquí, pero no se decirte..

Vacío la casa y me bajo a los trasteros. Me tiro un buen rato vaciándolos y lo meto todo en el coche de Antonio.

-Antonio, ya lo he metido todo en el coche…

-¿todo? ¿Qué todo?

-Pues aparte de los palos de golf, unas mochilas, unos juegos de la play, unas películas, unas cajas de móviles…

-Todo eso es de Goitom. Devuélveselo, ladrón.

Así que vuelta a empezar. Ya me estoy cabreando, pero vuelvo a colocarlo todo en los trasteros. Saco el coche, lo aparco, subo al piso y dejo todas las llaves dentro, como me han ordenado. Todo esto me lleva una hora. Tengo hambre.

Vaya, el taxista-paleto tenía razón; como llueve, joder!! Me río de mi mismo al recordar lo absurdo que me sonó ayer aquella frase de Virginia.. ”llévate un paraguas, por si llueve..”. Entro CA-LA-DO en el coche. No se poner la calefacción, ni desempañar el cristal. Este trasto es complicadísimo, coño. ¿Qué toca ahora? Ah, sí, vamos al Hotel. C/Juan Carlos I. Ni puta idea. A ver si se como va el gps…no hay manera. Sólo me sale Juan XXIII, Juan Bravo, Julian Hernandez..después de 10 minutos caigo. Este gps es de las calles de Madrid.

Pues nada, vamos hacia Murcia y a ver si preguntando, o yo que sé..

Y de repente sucede. Dios se equivocó con Noé, al menos en la fecha, porque sin quererlo ni beberlo cae en Murcia en diluvio universal. Es indescriptible. Los limpiaparabrisas se rompen al instante, el cristal está empañado, no veo nada y estoy perdido…el diluvio se convierte en un brutal granizo. Los coches se paran, la calle se inunda en menos de un minuto y yo temo que el cristal se rompa en cuestión de segundos. ¡Dios, que es esto!! Hay que parar como sea, detengo el coche y espero acojonado. No puedo ni oírme a mí mismo, es el fin del mundo!!! Debe ser un castigo de Dios por no hacer caso a mi padre: "llévate un buen mapa, joder".

10 minutos después el granizo ha parado, pero la lluvia no. Yo he sido capaz de encontrar el botón de “desempañar” y me dirijo a ninguna parte a una velocidad de 5 por hora. Todo Murcia está atascada. Las calles están literalmente inundadas, muchas cortadas, hay policías por todas partes, y en algunas zonas todas las ruedas desaparecen. Los coches son como barcas. Por lo menos todos ellos saben donde van..

Detengo el coche en una estación de autobús y pregunto a un tipo feo al que veo sentado..

-Perdone, la calle Juan Carlos I?

-¿ahhh? –eso en Murcia significa “qué”

-La Calle Juan Carlos I.

-Sí, está por aquí. Yo voy para allá. ¿por qué no me acercas y te digo como ir?

Sus pintas son terribles. Camisetilla de tirantes, barba de 4 días, despeinado, tatuaje de guerra chunga en el brazo, muy feo…

-Es que tengo que recoger a alguien de camino…

-Si está aquí al lado. Es que yo no puedo ir andando…-y me enseña lo que no veía. Sus muletas. Tiene las dos piernas vendadas hasta arriba, lo que le da un aspecto mucho más siniestro..

Dí que no, dí que no, dí que no!!

-Venga, suba…

Joder, su aspecto es horrible. ¿Por qué estoy haciendo esto? ¡Ni siquiera puede subirse!

Oigo que se abre la puerta de atrás. ¿Qué está pasando? Un pequeño kinki está entrando en mi coche por atrás. ¿y este?!!!

-Este es mi hijo. Oiga, mucha gracia, eh? Ya verá como enseguida estamos…

No es que no le entiendiera bien porque es murciano, sino que además va como una cuba!! Estoy subiendo a mi coche a un desconocido borracho al que han dejado sin piernas y a su hijo maki-navaja…¿qué pasa contigo, José? ¿eres imbécil sin más??

-Bueno, pues usted dirá por donde es..

El pequeño delincuente decide hablar:

-Ú ná rá da quí, ah??

Pero que cojones…-Esto…¿perdona? -He de activar rápido mi chip español-murciano

-Ú ná rá da quí, ná?

-Ah, no, no. No soy de aquí, soy de Madrid..

Perfecto. Les acabo de dar una razón más para que me descuarticen y nadie sepa de mí en unos días..y Vicente (así se llama mi copiloto lisiado y cocido) me está llevando por unas calles cada vez más solitarias..

De repente alguien desde la acera empieza a hacerme gestos con los brazos, del tipo: “¡¡cuidado, detente!!”. Yo no puedo más que pensar que Vicente y Vicentín ya son famosos en el barrio, que todo el mundo les conoce y saben lo que hacen, y que ya han encontrado a su próxima víctima con el timo de “las piernas vendadas..”

Así que me detengo, y el viandante señala la parte delantera del coche..

-Vaya parece que pasa algo..(Por qué estas cosas sólo te pasan a ti, José? ¿Cómo has llegado a esto?)

Me bajo del coche. Que haces José. Acabo de bajar del audi de mi hermano, dejando dentro a un ex convicto borracho y a un futuro delincuente que no sabe ni hablar en cristiano y con las llaves puestas. Y mi cartera repleta de dinero. Y mi móvil. Y mi ipod. Y mi cámara,y los palos de golf, mi maleta, las cosas de Antonio.. De esta no salgo vivo…porque Antonio me mata.

En efecto, tenemos un problema en la parte delantera. La matrícula está destrozada, colgando y a punto de caerse. Arráncala rápido y vuelve al coche.

Estoy en el culo de Murcia, con dos asesinos y un coche sin identificar que ni siquiera es mío. Las calles están repletas de polis.

-kí á

-Aquí es?

-Sá, kí á. Grasiá. Mira, la calla Juan Cala tá tiranda pallá…

Era de esperar. El cabrón de Vicente me ha llevado donde él quería usándome de chófer, pero ni mucho menos cerca de la Calle Juan Carlos I. Que hijoputa más salao..


Llevo una hora y media buscando el jodido hotel. Lo mejor es llamar al del taller, Anacleto. Primero cambio las ruedas y luego busco el hotel.

-Anacleto, estoy en la rotonda de Levante. ¿Voy al Hotel o ya tiene las ruedas?

-¡Pero si estás al lado del taller! Vente para acá y te las cambiamos ya.

A pesar de su nombre Anacleto parece el único tío eficiente de todo Murcia. Es de los que sabe que Goya se escribe con “i” griega.

-¿y entonces vienes a lo de la copa Davis?? –Hay que hablar de algo porque lo de las ruedas va para largo, claro.

-Sí, eso es..

-¿y en qué hotel estás??

-Estoy en la Calle Juan carlos I..

-Pero eso es una guarrada, no?

-Esto…por?

-Porque tienes lo de la Copa Davis por lo menos a 40 kilómetros!! Jajajaja!!!

-Ah…jajaja, pues sí, que faena…(Me cagó en todo lo que se menea, coño!!!!)

Anacleto me cambia las ruedas y me obliga a darle mi riñón por ello. Como algo en el bareto de enfrente, pues llevo sin comer desde..desde ayer por la noche, y ya son las 5. Afortunadamente el agente secreto me ha indicado más o menos bien y consigo llegar a la maldita calle Juan carlos I…

No es posible. NO ES POSIBLE. NO ES POSIBLE!!!! El Hotel estaba aquí, estaba aquí, estaba aquí…a 50 metros de la casa de Antonio, sólo había que cruzar la calle..La jodida puerta del hotel está justo enfrente de donde me paré a causa del granizo!! ¡Dios no quería castigarme, quería avisarme!!

Pues que cojones, ya que estoy a 50 metros de casa de Antonio hoy duermo allí, y al hotel que le den. Al fin y al cabo, quería dormir en el hotel para estar ya donde el tenis, pero ya sabemos que no es el caso..

Llego a casa de Antonio. Y me doy cuenta. No sé si reir o llorar. Las llaves están dentro. ¿Llamo al tipo de las llaves?. Anda, vamos al hotel. Otros 100 euros. Mientras pago pienso en mi madre: “ahorrar es muy fácil, basta con no gastar”. Mira tú, que lista.

Y todavía me queda ir a por el ordenador!! Las palabras de Antonio resuenan en mi mente: “eso es lo que más lejos está..”. Pido un taxi, pero no tengo dinero. Juraría que tenía más…disfrútalo, Vicente. Espero que te valga para unas piernas nuevas, o para la educación de tu hijo.

Así que la recepcionista me dice donde hay un cajero. “aquí al lado..” perdona chata pero para mí 15 minutos a pata no es aquí al lado. Cuando salgo luce sol. A los 3 minutos vuelve a caer la de todos los Santos. “Coge paraguas, por si llueve…”.

El taxi lleva esperando un rato en la puerta de hotel. Tendrá que cobrarme un plus. –Le ha caído toa la lluvia encima, ah??

-ah

Consigo el ordenador, pero hay que dar propinilla a los del almacén, porque llevan esperándome “un ban rata”. Ahorrar no es fácil, Mamá. Y tú deberías saberlo, que eres de Murcia.

Ha sido un día largo. He perdido varios kilos y un riñón, pero conservo mis piernas, no como Vicente. Tendré que reservarlas para el día de mañana, pues me esperan 40 kilómetros de ida y 40 de vuelta. No, no creo que me quede dinero para permitirme ir en taxi.

En fin, veamos el partido de Barca, creo que lo echan por la 7…

-Oiga, recepción?? Se ven todas las cadenas menos la 7…

-Clara, egque é la autonómica, y sa perdio la señá. ¿No sabe que hoy ha llovío muso kí? Oiga??

Murcia, que puta eres.

Carta a los Reyes Magos

Queridos Reyes Magos: Soy José, 30 años, parado, español. Se que lo sabeis todo, porque sois los Reyes magos, pero para que amplieis desde ya vuestro inmenso vocabulario en todos los idiomas os informo que “parado” y “español” pronto serán sinónimos.
Seguro que también os habéis sorprendido un poco cuando habéis leído lo de “soy español”, así, como si nada. Entiendo que sus majestades, tan lejos como están, sólo podrán leer nuestro periódico más internacional, El País (palabra que poco a poco aquí empieza a ser sólo el nombre de un periódico) y que este les haya advertido que lo de decir “soy español” está cada vez peor visto en este...en este....en esta tierra. Ruego a sus majestades admitan mi osadía; Soy español. Soy de España (veremos por cuanto tiempo) y por ello antes de nada quería recordarles como se llega y advertirles de los peligros de su viaje.
Una vez aterricen en cualquier ciudad de Europa (No pretenderán aterrizar en España, verdad?) ustedes pregunten “perdonen, ¿el lastre de todos ustedes?” les indicarán seguro de seguir todo recto, hasta el fondo. Pues justo antes, antes de Portugal, ahí estamos nosotros.
No se alarmen cuando crucen la frontera y no vean ni una sola palabra en español. Además, ustedes entienden todos los idiomas del mundo. ¡Hasta el vasco, que tiene mérito!. Si han entrado por el País Vasco aceleren en ciertas ciudades como San Sebastián (el nombre engaña, créanme) o Rentería,  porque eso de ver algo ligeramente diferente a ellos no les hace ninguna gracia. Si les lazan botellas no se detengan amigablemente, que no son refrigerios para que beban después de una larga travesía por el desierto. Les aseguro que si una de esas botellas les alcanza van a saber de verdad lo que es el calor, y eso que vienen de Oriente.
 Y si entran por Cataluña que sepan que sí, que ya están en España, aunque todos se lo nieguen cuando pregunten.
Al rey Melchor, que va todo de blanco desde la capa hasta la barba, le diré en este punto que no responda a todos aquellos que, con la mano bien abierta, le digan desde la acera: “¡¡cinco!! Cinco!!! Jódete cabrón!!, porque no es precisamente un saludo, sino todo lo contrario. Agache la cabeza y mire hacia delante, Majestad.
Pero mucho cuidado con ir sentados en los camellos, o con llevarlos atados, porque muy probablemente les retengan, les lleven a juicio y luego debatan su asunto en el parlament por maltrato animal. Y entonces sí que no llegan a mi casa el 5 por la noche ni de broma.
Casi les diría que vengan sin camellos, porque en estos días están pero que muy mal vistos, y los están persiguiendo sin piedad a raíz de un asunto con una atleta...intenten bordear Palencia, porque como les pare la guardia civil va a detener a sus camellos y van a tener que pasar todos la noche en el calabozo, respondiendo a preguntas que ni entenderán. Ustedes digan que no saben nada, que fue todo cosa de Eufemiano Fuentes. Háganme caso, es la única manera de librarse de ellos.
Es más, vengan de paisano, majestades, porque la realeza tampoco es que esté muy de moda en este...en este....en esta tierra. Se prevé que hay convocada una manifestación contra ustedes, encabezada por la familia Bardem y Willy Toledo (tranquilos, no son los únicos que se preguntan “¿y este quién es?”), y con el lema “viva la república, hijos de puta!!”. Muy probablemente a su Majestad el Rey Baltasar le increpen cosas como “¡Sahara libre, imperialista de mierda!”. Sí, usted poco tiene que ver con eso, pero es Rey y viene de África, y con eso les basta. Por favor, les ruego que no traten de calmar los ánimos con villancicos, porque a buen seguro aparecerá Ramoncín para cobrarles su parte. Tampoco hablen de religión, os le llamarán “pederastas”.
Como ven, los ánimos están un tanto encendidos, tanto que estamos en “estado de alarma”, así que no sonrían ni saluden con una corona encima a ver si alguno se las va a quitar de una buena ostia, y no sagrada precisamente.
Cuando lleguen a Madrid, sin camellos, sin avión, vestidos de paisano, sin corona y sin regalo alguno, ya que la policía de Coslada se los habrá confiscado a modo de peaje...no se alarmen con la calle por la que suelen llegar a mi casa, la calle Serrano. Es que el faraón Gallardón, al que conocerán bien que para eso es faraón, ha decidido dificultarles un poco más la tarea. Porque él se considera el único Rey, el único mago y el único capaz de construir y hacer regalos de la nada más absoluta, sin un duro, cuando bien es sabido que los únicos capaces de eso son sus majestades. Eso él lo sabe, y le jode mucho. No le tengan de enemigo, Majestades, que es muy cabrón!.
Así que cojan el metro. Pidan dinero para poder entrar. Les recomiendo los semáforos para hacerlo, aunque estará difícil que encuentren uno libre, pero es que hoy por hoy en este...en este....en esta tierra es el único medio de sacar algo, saben?. No, no traten de obtener pasta de un banco. Es una historia muy larga, pero el cajero no les va a dar ni las gracias.
Mi estación es Arturo Soria. No teman por esos chavales rumanos que hay a la salida, porque al fin y al cabo ya no les quedará nada que darles. Probablemente cuando ellos vean salir de la boca del metro a un viejo, a un negro y a un moro con unas barbas hasta las rodillas, quemados en San Sebastián, linchados en Barcelona, enchironados en Palencia y robados en Coslada, con serias brechas en la cabeza de cuando les hicieron perder sus coronas.. serán ellos los que salgan corriendo.
¡A todo esto! Se me había olvidado el motivo de mi carta!! Mi regalo!!
Creo que he sido muy bueno. Desde luego mucho más que aquellos que dicen representarme y que supone son el ejemplo a seguir en mi...en mi...en mi tierra. Los políticos. Todos hemos sido mucho más buenos que los políticos. Así que traednos a todos unos cinturones nuevos, que ocupan poco y hacen mucha mucha falta. Yo quería pediros algo para mí, pero caigo en la cuenta de que ya lo habrán pedido otros 4 millones de personas. Se trata del regalo más ansiado y por ende más difícil de conseguir: un trabajo.
Traigan lo que puedan, queridos Reyes Magos, que no creo que nadie se lo eche en cara. Y si no tienen para la vuelta yo les dejo dormir en mi casa. Ya veremos si podemos conseguirles cobrar una pensión, pero lo veo chungo, eh?
Pd: Este año en mi rincón no les dejaré mi zapato, sino mi Zapatero. Llévenselo. Sería el mejor regalo posible.

Josesito

Seamos "Francos", y no "Boyles"

127 horas ** 







Me dispuse a ver "127 horas" con los ojos de mi padre. Hace ya ni se sabe cuanto que no sale satisfecho de una sala de cine, pues no hay manera de que se crea lo que le cuentan. "¡demasiado artificiales, demasiado falsas!". Tal vez, pensaba yo, 127 horas sería de su agrado. Él mismo decidió perderse en su día en el Oeste americano, y es, como todo el que allí ha estado, un fiel admirador de los Canyon Lands. Todo estaba a favor, "esta peli le gustará". Al salir pensaba todo lo contrario.
Aaron es un tipo libre. Pasa de ataduras. Coge un coche y se aleja de la gente, del ruido, de las multitudes y de la vida del día a día para gozar de la soledad en Canyon Lands. Es sin duda un gran arranque, que nos pone en situación, presenta al personaje y encarrila la historia. Todo en cinco minutos muy activos y entretenidos.
Pero Aaron tropieza, se le viene encima una roca y con ella muchas cosas más. El chico libre está atrapado, el chico desatado está atado. Aquí debería acabarse el buen rollo. Pero no. Y ese es su gran error.


Es innegable que 127 horas es una película entretenida. Sentado en su butaca del cine uno rechina los dientes, aprieta los puños, presta atención, se tapa los ojos...toda esa clase de emociones por las que se supone que ha pagado más de 6 euros (más de 7 incluso en algunas salas). La interpretación de James Franco es en efecto muy buena, y su personaje hace que valoremos un poquito más cosas que damos por sentadas como el sol o el agua, naderías en el día a día.


Pero, con todo, esta película peca de pretenciosa. Danny Boyle y su modus operandi, que en un principio tenían que ser la principal baza de esta cinta, se convierten para mí en su punto flaco. Y es que ese montaje tan dinámico, con tres o más imágenes en el mismo corte, con secuencias videocliperas, modernas, musicales, tan de la Mtv....están en efecto muy bien para mostrar el mundo de la droga en los suburbios británicos e incluso, si se hace con cuidado, el muerto y a la vez lleno de vida universo del Slum indio. Pero tratar de convertir una historia de supervivencia en mitad de la nada en un show de realización digital y en una demostración de genialidad y originalidad cinematográficas...me hacen recordar que no estoy atrapado en esa grieta con Aaron, sino viendo el montaje de una gran producción americana. Y entonces busco culpables..
Como Scorsese desde hace un buen tiempo, Danny Boyle parece estar obsesionado con que quede bien claro que él está detrás de la cámara, y eso no hace más que interponerse a la propia trama, capaz de soportar todo el peso sin necesidad alguna de ayuda.
127 horas es una historia verdadera, cruda, fuerte, directa. Boyle no la muestra así. La dichosa cámara lenta, la música ñoña de Dido, los infinitos delirios y otros trucos baratos (pero muy caros) le quitan realismo al filme, y evitan con ello que en vez de una gran obra estemos sin más ante una peli entretenida que, digámoslo, nos hace añorar las odiosas paradas de metro a reventar y el acogedor ruido infernal de los atascos de coches. Si consiguen eso de mi padre... será sin duda su mayor logro!.

Espejito mágico, ¿quién es la más perfecta?

Cisne negro ****

¿Estamos contentos con lo que dice el espejo de nosotros? La respuesta de la mayoría sería "no del todo". La de los perfeccionistas "no, en absoluto". Podemos tener una imagen en nuestra cabeza de nuestra perfección, o a través de una foto que salió redonda o de un cuadro de un artista generoso, que hasta que el espejo no quiera no seremos perfectos. Tal vez para ello lo mejor sea ver en el espejo lo que queremos ver, como suplicaba la madre de Blancanieves. Pero entonces probablemente será porque hayamos perdido la cabeza..

Cisne negro recuerda en muchos momentos a Eva al desnudo, la obra maestra de Mankievich, cuya escena final mostraba a Anne Baxter frente a los espejos, por fin contenta con lo que veía, por fin perfecta, aunque para ello hubiera tenido que transformarse por completo, creando odio a su alrededor y haciendo daño a las personas.
Pues bien, de eso va sin duda la película de Darren Aronofsky. La búsqueda incesante y salvaje de la perfección, adornada en este caso con el ya de por si durísimo y ultracompetitivo mundo del ballet. Elección muy acertada pues la propia historia del lago de los cisnes mucho tiene que ver con la que viven algunos de sus intérpretes en la película, aunque bien podría haber sido ambientada en otros muchos círculos laborales como el del patinaje artístico cuyas recientes y casi increíbles historias negras todos conocemos. ¿Quien no ha tenido en el trabajo al compañero voraz, capaz de cualquier cosa por el halago del jefe, obsesionado con subir peldaños y metiendo para ello los codazos que hicieran falta a sus propios colegas de curro?.

 Natalie Portman interpreta a Nina, un personaje que todos hemos conocido alguna vez. La chica repelentemente perfecta, con la respuesta borde y cortante por bandera, exquisita, amargada, que no se fía ni de su sombra y terriblemente obsesionada con ser "aún" mejor. Y que tire la primera piedra el que de esa compañera no haya hecho al menos en un ocasión el siguiente, machista o no, comentario: "A esta lo que le pasa es que está mal follá"  o bien  "esta lo que necesita es un buen..". Vicent Cassel, el recio y estricto instructor de las bailarinas (que muy probablemente se haya inspirado en Aronofsky para interpretar su papel) le recomienda precisamente eso: "libérate. La perfección no es hacerlo todo bien. Hay que sentir y disfrutar lo que se hace". Estas ventajistas instrucciones nos llevan a un par de excepcionalmente necesarias escenas eróticas con Portman como protagonista que a buen seguro darán que hablar durante años en el mundo del cine, los foros, los vídeos cachondos y las conversaciones de bar cervezón en mano en general.


Y son esas liberaciones sexuales y también morales las que transforman a Nina y le hacen ver por fin al otro lado del espejo a su otro yo, al cisne negro. Para ello ha tenido que romper el espejo en el que se miraba (su propia madre) deshacerse de su virginal y dulce apariencia e incluso perder del todo la cabeza, todo ello magníficamente retratado con los delirantes y caóticos movimientos de cámara de Aronofsky, que nos transporta de manera brillante y sobre todo creíble al universo de pesadilla en el que habita nuestra pobre protagonista, por la que empezamos sintiendo algo de tirria para acabar compadeciéndonos de ella. Uno no puede más que pensar en lo difícil que debe ser representar esos dos papeles en una misma cinta, y ambos de manera tan sobresaliente. Es como si la propia Natalie Portman se hubiera "liberado" también y gracias a los estrictos y opresivos consejos de su director (que la llamaba por teléfono cada noche para decirle "hoy tu compañera ha estado mejor") hubiera enterrado a la eterna Lolita que siempre vimos en su cara de "beautiful girl" para dar un paso al frente hacia su definitiva madurez artística.
                                                                                 Natalie Portman, la eterna Lolita

  Cisne negro destila trabajo y sacrificio por todos sus poros (nunca mejor dicho), tanto dentro de la trama como fuera de ella, tras las cámaras. La obsesión de Aronofsky por la perfección en aquello que se hace le ha llevado a hacer un fiel retrato del mundo de la competitividad (tanto con otros como sobre todo con uno mismo) y ello ha dado como resultado una película intensa, inquietante, atrayente y agotadora en el sentido más físico de la palabra.
  Anne Baxter se miraba en los espejos y no veía ni un pequeño asomo de lo que había sido anteriormente. Tampoco Nina se reconoce en su reflejo al final de la odisea. Ambas "matan" (literalmente incluso) a su otro yo y ambas parecen estar orgullosas y satisfechas con ello, aunque les haya costado todo lo que de verdad merece la pena tener. Supongo que en eso consiste la perfección: en estar lejos, muy lejos, de los que te rodean. De ser así, esta película es de las perfectas.

viernes, 18 de febrero de 2011

¿Y estas cosas..por qué sólo me pasan a mí?

bueno bueno, pues os voy a contar un poquito como fué el día que hice el First:



8 de la mañana: me levanto. Llego tarde, estupendo, en media hora tengo que estar en la casa de campo. ¿Cómo se llega? No lo sé, pero vamos en coche, que en metro no llego. Me pongo rápidamente lo primero que encuentro: mis zapatillas Nike de astronauta del siglo XXII, unos pantalones CORTOS (empiezo a sospechar que eran de Inés) y una camiseta, y salgo de casa cagando leches.

8:15  Escuchando Elton John para familiarizarme un poco con el inglés  (Nikita, lalala) llego al primer cruce, a la primera decisión, y recuerdo las palabras de mi hermano Paco: "No vayas por la M-30, estará llena..." Buá, son las 8 de la mañana, no puede estar llena

MADRE DE DIOS. Jamás hubiera imaginado que existieran tantos coches, pero lo que jamás hubiera imaginado de veras es que tanta gente se levantara a las 8.

8 y media: Ya llego tarde. El examen empieza a las 9. Voy yo tranquilanmente por la m-30, sugiriendo las indicaciones, cuando de repente me encuentro un cartelón que dice más o menos así: ESTÁ USTED EN LA M-40.

8:31 Pierdo el control. Me doy cuenta que estoy más perdido que un hijoputa el día de la madre y empiezo a ser consciente de mi situación. Elton John está acabando su repertorio y yo no sé donde coño ando.

8:35 Me meto no sé por donde, con tal de salir de la m-40, y, ya pensando que estoy tranquilamente en la M-30 y que en en cualquier momento me encontraré con un bonito cartel que me diga: Puente de Segovia, casa de campo....

me doy de lleno, a las 8:50, con un cartel que dice: TOLEDO, 47 KILÓMETROS.

pero como que Toledo, me cago en todo, que coño pasa aquí, dios santo, que no llego, que me muero, cállate Elton, joder, que no estoy para bromas.

9:10 No sé como he llegado a un sitio llamado CENTRO SUR, entre Toledo y Hong Kong, pero, tampoco sé cómo, llego a la  M-30. Me meto por el carril contrario a mi destino. Elton John vuelve a cantar Nikita.

9:20 El atasco no tiene nombre. Llego a Mendez Alvaro, y consigo dar la vuelta. Estamos donde empezamos, una hora después. Lágrimas en los ojos y Elton John y la hijaputa de Nikita han volado por la ventana.

9:30 LLego a la casa de campo. 
-Por favor, el pabellón de cristal? 
-bufffffffff, pues no estás lejos, tienes que dar toda la vuelta. te recomiendo que cojas la  M-30....

9. 31 mando a tomar por culo al hombre en cuanto dice M-30, pero me vuelvo a meter, parece que bien.

9:35 Llego, me meto en el parking. -Hola buenas -Sí, hola buenas, venía al examen del First... -pero si esto es para el examen del Inem. El parking que usted quiere está...en la otra punta, claro.

9:40: por increíble que parezca, y después de colarme otras dos veces con la entrada, entro en la sala esa enorme, más grande que la M-40. Toda la jodida sala mira cómo un capullo con unas zapatillas feísimas, unos pantalones más cortos que sus calzoncillos y un pelo muy despeinado y lleno de trasquilones (ya os contaré esa historia otro día) Llega 40 minutos tarde al First. Con cara de asombro una señora me sienta entre una piba con una falda más corta que mis pantalones y un niño de 8 años que mira como pensando: ¨espero no ser como tú de mayor¨. Total, difícil concentrarse... Me dieron 10 minutos más por ser el tonto de la clase así que, dentro de lo que cabe, algo hice (que falso soy)

Ahora bien....me llevé el lápiz

martes, 15 de febrero de 2011

The Fighter, todo un directo ****

Las películas sobre hermanos siempre me han tocado la fibra sensible. Desde El Padrino hasta La mejor Juventud, pasando por Rumble fish o La ley del silencio entre otras muchas, este tipo de historias desprende algo especial, muy probablemente la empatía, para aquellos espectadores que no somos hijos únicos. Lo mismo sucede, con el público en general, con las películas basadas en "hechos reales". Nos son más cercanas, más creíbles...más reales, en fin. The fighter es la combinación explosiva, explosiva como un puñetazo, de estas dos clases de cintas. No es necesario ser boxeador para sufrir con la favorita a los Oscars un buen directo de empatía.

The figther, de un David O. Russell que fue elegido por los productores como segundo plato, arranca con la grabación de un documental sobre Dicky, el mayor de los hermanos Ward cuyo drama tampoco conviene destripar. Todo un acierto este arranque porque, si bien la película no es un documental está rodada en buena medida como si lo fuera. Con un montaje muy clásico, al más puro estilo Eastwood, cortes directos y casi sin necesidad alguna de una banda sonora que ayude a emocionar. La historia de por sí es tan humana y tan real que ciertos recursos narrativos con los que se aderazan tantas historias sosas simplemente sobran. Me viene a la mente la escena de la obra del boxeo por excelencia, Toro Salvaje, en la que La Motta asegura que "dejar mucho tiempo un filete en la sartén es desperdiciarlo". The Fighter es un plato crudo, y así hay que comerselo.  


  

Es conveniente saber antes de entrar a la sala que la película está protagonizada por Mark Walberg y Christian Bale, porque de no saberlo uno no se dará cuenta durante la proyección. El ejercicio camaleónico de ambos es de lo mejor que se ha visto en mucho tiempo. Para Bale es más fácil llevarse los elogios y de manera muy merecida, porque su personaje es más peculiar, pero uno no puede dejar de recordar que esos movimientos de Walberg frente al puchinball y en el ring son enteramente suyos. Añadámosle a Amy Adams y Melisa Leo en los mejores papeles de su carrera y tendremos otro buen logro para creer que estamos ante un documental, pues simplemente nos olvidamos de que estas 4 personas están actuando.


Existe la posibilidad de reticencia en el espectador al tratarse del tan manido y trallado mundo del boxeo, pero lo cierto es que el "toque documental" también se sube al ring en buena medida gracias a la filmación (no se si real, pero sí aparente) con cámaras de televisión, lo que eleva aún más la verosimilitud en su recta final de una película que bien podría haber obviado los puñetazos y seguiría siendo sobresaliente, pues el boxeo y el combate en sí no son más que el Mac Guffin que tanto pregonaba Hitchcock sobre el que gira la vida de dos hermanos que se necesitan muy a su pesar. Que aprenden, como buenos boxeadores, a dar y a recibir para salir victoriosos y que no aceptan el k.o, levantándose una, y otra, y otra vez.

El discurso final, sobre el ring, de Dicky sobre Micky encoge el corazón a cualquiera que tenga hermano. Son 10 segundos de puro sentimiento contenido que explota hecho voz. No hay banda sonora, no hay cámara lenta ni primerísimos planos. Sólo una historia real, dos hermanos frente a frente y dos actores con mayúsculas, y con eso el buen cine se basta y se sobra para noquear a cualquiera.