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miércoles, 25 de abril de 2012

CAZADOR BLANCO, CADERA ROTA

En estos convulsos días en los que dos disparos, reales, han focalizado todo el interés de los medios y las bromas y chistes al respecto han inundado las redes sociales, el nuevo y magnífico canal de tdt Paramount Channel ha querido sumarse a la fiesta con la más que sintomática emisión y a modo de guiño malévolo de “Cazador blanco, corazón negro”. 


Si lo que quería Paramount en estos sus primeros días era llamar la atención con una película sobre safaris o sobre caza que despertara la curiosidad o el morbo del público español bien podría haber optado por "Hatari!," del polifacético e infravalorado Howard Hawks, rodada en África y cargada de peligrosas, sorprendentes y muy reales escenas de caza –y no como ahora- y donde de hecho los elefantes cobran un protagonismo especial convirtiéndose en divertidos compañeros de aventura. Sí, con "Hatari!" hubiera bastado.

O con “La reina de África”, filmada también en el continente negro, dirigida por John Houston y convertida en mito no sólo por su calidad o sus inolvidables personajes, sino por la historia que encerró su caótico rodaje y que fue recogida por su guionista Peter Viertel en un libro llamado, precisamente, “Cazador blanco, corazón negro”.

                                                                           "Hatarí!" y sus simpáticos elefantes

Este libro fue a su vez tomado por Clint Eastwood que, fascinado con la figura del polémico director, decidió convertir en película lo que fue en sí el rodaje de “La reina de África”. Y el resultado, “Cazador blanco, corazón negro” fue la elección ayer de Paramount Channel entre todas las posibilidades que se le ofrecían para tratar el tema “safari-caza”. ¿Por qué?


John Wilson –John Huston, Clint Eastwood- es un afamado e intocable director. Sus grandes obras del pasado le avalan ante el gran público. No sigue las normas establecidas, no respeta a los que le rodean y “a pesar de ello”, dice la voz en off, “tiene la mágica y casi divina habilidad de salir siempre airoso...”.
Wilson decide viajar a África con el pretexto de rodar su nueva película. La productora, alarmada, trata de convencerle que no es necesario irse tan lejos, pues no puede permitirse los gastos que ello supondría. “¿Quién pagará esto?” le pregunta su guionista. “Por eso no te preocupes...”. A Wilson no le preocupan las cuentas de una productora que le mantiene y que lucha como puede por sacar adelante sus números. Él sólo quiere correr aventuras, pasarlo en grande, escapar de su rutina y sus deberes...y sobre todo, sobre todo, cazar un elefante. 
Y a eso se dedica en África mientras desquicia a su equipo de trabajo y a pesar de las permanentes llamadas que llegan desde casa recomendándole encarecidamente que se centre, que no siga por ese camino, que no desparrame y que haga lo suyo: Reinar, digo, rodar.

                                              Wilson, Houston, Eastwood, con "su" elefante

Y entonces, el accidente. Un trágico desenlace que da al traste con la caza del elefante, que despierta a Wilson de su obsesión y que convierte el viaje en un escándalo y una cagada.
Wilson termina abatido. No se le rompe la cadera pero sí su negro corazón. Y desde su trono de director, con ojos llorosos y voz cansada termina por decir lo que todos estaban esperando: “Lo siento. Me he equivocado. No volverá a ocurrir”. Pero lo hace con una sola palabra: “Acción”.

Sin duda Paramount Channel sabía que con "Hatari!" el impacto no sería el mismo. ¿O ha sido todo mera coincidencia?. Sea como fuere, es indudable que las semejanzas son muchas. Lo que ahora está por ver es que nuestro director sea capaz, a modo de disculpa, de rodar “La reina de África”.



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