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lunes, 9 de mayo de 2011

Más dura será la caída

The Company Men **1/2

Es indudable que hay dramas -hablamos de cine- con los que uno se siente mas identificado que con otros. Cuando nos toca verlos en la gran pantalla nos revolvemos en nuestra butaca, angustiados. Vibramos un poco más que el resto de espectadores y salimos de la sala con muchas cosas en la cabeza. Eso, objetivamente hablando, no las convierte en mejores películas, pero es indudable que desde un punto de vista personal se ven con otros ojos. Probablemente es por eso que no paro de pensar en “The company Men”, de John Wells.


Ben Affleck (confirmado una vez más, mejor director que actor), es Bobby Walker, un joven triunfador al que todo parece irle bien hasta que “la crisis” (así, en genérico) pasa por su compañía y llama concretamente a su puerta. De pronto Bobby (y aquí empieza uno a revolverse) es un treintañero parado y angustiado, que si bien es consciente de su valía no puede evitar sentirse un fracasado. Al principio parece tener claro que el bache durará unos días, pero esos días se convierten en semanas y meses, en los que se nos relata de manera fiel y acertada las diversas fases que pasan los que sufren -sufrimos, digámoslo ya- esta situación: Curriculums inmejorables sustitutivos de papel higiénico, repentinos cambios de ánimo, engañosos momentos de subidón como consecuencia de una inminente entrevista...y esa injusta pero inevitable sensación de mosqueo ante la compasión de los que te rodean. Este papel es el interpretado por Kevin Costner, cuñado de Bobby que trabaja en la construcción (que casualidad, manda huevos) y al que ofrece un trabajo de peón que finalmente el extiburón financiero debe resignarse a aceptar, entendiendo así que todo trabajo es digno. 
Wells tampoco se olvida de otra pieza clave en “esta historia”: La mujer, que soporta estoicamente las quejas lastimeras de su hombre y que le hace ver una y otra vez que no es un fracasado, pues tiene aquellas cosas que tanto desean otros: salud, familia...y a ella. Y claro, el de la butaca de al lado no puede entender que alguien se mueva tanto.
No existe bache alguno. La trama de Bobby y compañía va directamente hacia abajo para, cuando se encuentra en los más hondo, remontar un poco, lo justo para que uno no salga con  depresión de caballo pero con un final abierto ciertamente arriesgado para tratarse de Hollywood, no muy dado a estos recursos.

Chris Cooper, adulto parado, el más creíble

Tommy Lee Jones como el jefe dolido y con escrúpulos (sin duda los más ficticio de la cinta) y Chris Cooper, sobresaliente como siempre, como la verdadera víctima de este drama completan un reparto estelar que da consistencia a una obra a la que no obstante le falta...humildad.
                                                                      
A buen seguro que un cineasta europeo le hubiera sacado más jugo a un asunto con el que no conjuga la frivolidad. Y es que mostrar como botones de su nefasta situación económica la venta del Porche, la retirada del club de golf y la devolución de la x-box todo ello con cara de profunda conmoción al ritmo de música de llorera no deja de ser un buen reflejo de lo que algunos hombres de Hollywood entienden por “crisis”. Esta es precisamente la válvula por la que “The company Men” pierde fuerza. Casi que se agradece, porque de darle este trabajo a un León de Aranoa o a un Ken Loach a buen seguro que un servidor hubiera estado tan inquieto en su butaca que directamente tendrían que haberse echado de la sala. ¡Y eso sí que no!

      "The company men" bien podría llamarse "En busca de la felicidad...perdida"


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