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martes, 3 de mayo de 2011

El Mago de Idahoz

Al ver en las noticias los devastadores estragos causados por los tornados en suelo norteamericano me vienen a la cabeza dos cosas: El mago de Oz e Inés. Y me doy cuenta sorprendido y casi de manera inmediata que esta aventura anual de mi hermana no es si no la proyectada hace tanto en fascinante Technicolor. Sí, Inés es Dorothy. O Dorothy es Inés.

"El Mago de Oz" (1939, todavía el mejor año de la historia del cine y ahí están "Lo que el viento se llevó", "La Diligencia", "Ninotchka", "La regla del juego", "Los violentos años 20",  "Beau Geste" o "Cumbres borrascosas" para corroborarlo) narra la historia de Dorothy, una Judy Garland demasiado mujer para ser considerada niña y demasiado niña para ser considerada mujer, (17 años tenía, que curioso) que pasa los días tremendamente aburrida en su casa, donde nadie la escucha y donde nunca pasa nada. Dorothy sueña en voz alta con viajar a “algún lugar, más allá del arcoiris” para librarse así de su tediosa vida, conocer mundo y vivir cientos de aventuras, todo a la vez.

            
                "Somewhere over the rainbow". Elegida la mejor canción de la historia del cine

Un violento tornado hará todo esto posible y Dorothy se encontrará de pronto en mundo “de color”, tal cuál, muy lejos de su hogar y del todo diferente.
Y entonces empieza el viaje, físico e interior. Porque "El Mago de Oz" es, además de una fantástica película, un hermosa metáfora sobre el paso de la infancia a la madurez, el miedo que eso nos origina y el valor que imprimimos para dar ese triste pero necesario salto.
Inés, Digo Dorothy, se las verá nada más llegar con una bruja que le meterá el miedo en el cuerpo y a la que conseguirá batir no sin sufrimiento. Entenderá que está sola y que ella es por fin la protagonista de su vida, y, tras calzarse unos muy sintomáticos zapatos de adulto, emprenderá el largo camino de baldosas amarillas de regreso a casa. Conocerá a personas diferentes pero en verdad muy parecidas a ella, con sus mismos miedos y anhelos. Rogert Ebert decía acertadamente que el espantapájaros, el hombre de hojalata y el león cobarde no dejan de ser proyecciones de las inquietudes de esa niña-mujer: ¿Tendré cerebro para solventar esto? ¿y corazón? ¿y valor?. Preguntas que todos nos hemos hecho. O nos seguimos haciendo...
Por todos estos aspectos y por muchos más "El Mago de Oz" es inmortal. La película más vista de todos los tiempos, según la Biblioteca del Congreso Americano. La más versionada por artistas de todo tipo, y con la canción más famosa del séptimo arte. A buen seguro que los valores que transmite mucho tienen que ver con todos estos premios morales (Pues nada pudo hacer en Los Oscars ante Escarlata y Red Butler).
            Desde Michael Jackson hasta, como no, Los Simpsons. Todos se acuerdan de "El Mago de Oz" 


Dorothy vivirá la aventura de su vida, y gracias a ella crecerá. Conseguirá volver a casa con una duda en la cabeza: ¿fue todo un sueño o pasó de verdad?. Lo único cierto es, dice, que “se está mejor en casa que en ningún sitio”.

El hogar es ese lugar donde estamos al ser niños, del que nos vamos cuando creemos ser mayores y al que volvemos cuando de verdad somos mayores. Así que ya sabes Inés. Apura las últimas baldosas, comprueba si es sueño o realidad, cálzate esas cantosas Nike que te has comprado, cierra los ojos y repite una y otra vez: “Se está mejor en casa que en ningún sitio...”


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