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domingo, 27 de febrero de 2011

Carta a los Reyes Magos

Queridos Reyes Magos: Soy José, 30 años, parado, español. Se que lo sabeis todo, porque sois los Reyes magos, pero para que amplieis desde ya vuestro inmenso vocabulario en todos los idiomas os informo que “parado” y “español” pronto serán sinónimos.
Seguro que también os habéis sorprendido un poco cuando habéis leído lo de “soy español”, así, como si nada. Entiendo que sus majestades, tan lejos como están, sólo podrán leer nuestro periódico más internacional, El País (palabra que poco a poco aquí empieza a ser sólo el nombre de un periódico) y que este les haya advertido que lo de decir “soy español” está cada vez peor visto en este...en este....en esta tierra. Ruego a sus majestades admitan mi osadía; Soy español. Soy de España (veremos por cuanto tiempo) y por ello antes de nada quería recordarles como se llega y advertirles de los peligros de su viaje.
Una vez aterricen en cualquier ciudad de Europa (No pretenderán aterrizar en España, verdad?) ustedes pregunten “perdonen, ¿el lastre de todos ustedes?” les indicarán seguro de seguir todo recto, hasta el fondo. Pues justo antes, antes de Portugal, ahí estamos nosotros.
No se alarmen cuando crucen la frontera y no vean ni una sola palabra en español. Además, ustedes entienden todos los idiomas del mundo. ¡Hasta el vasco, que tiene mérito!. Si han entrado por el País Vasco aceleren en ciertas ciudades como San Sebastián (el nombre engaña, créanme) o Rentería,  porque eso de ver algo ligeramente diferente a ellos no les hace ninguna gracia. Si les lazan botellas no se detengan amigablemente, que no son refrigerios para que beban después de una larga travesía por el desierto. Les aseguro que si una de esas botellas les alcanza van a saber de verdad lo que es el calor, y eso que vienen de Oriente.
 Y si entran por Cataluña que sepan que sí, que ya están en España, aunque todos se lo nieguen cuando pregunten.
Al rey Melchor, que va todo de blanco desde la capa hasta la barba, le diré en este punto que no responda a todos aquellos que, con la mano bien abierta, le digan desde la acera: “¡¡cinco!! Cinco!!! Jódete cabrón!!, porque no es precisamente un saludo, sino todo lo contrario. Agache la cabeza y mire hacia delante, Majestad.
Pero mucho cuidado con ir sentados en los camellos, o con llevarlos atados, porque muy probablemente les retengan, les lleven a juicio y luego debatan su asunto en el parlament por maltrato animal. Y entonces sí que no llegan a mi casa el 5 por la noche ni de broma.
Casi les diría que vengan sin camellos, porque en estos días están pero que muy mal vistos, y los están persiguiendo sin piedad a raíz de un asunto con una atleta...intenten bordear Palencia, porque como les pare la guardia civil va a detener a sus camellos y van a tener que pasar todos la noche en el calabozo, respondiendo a preguntas que ni entenderán. Ustedes digan que no saben nada, que fue todo cosa de Eufemiano Fuentes. Háganme caso, es la única manera de librarse de ellos.
Es más, vengan de paisano, majestades, porque la realeza tampoco es que esté muy de moda en este...en este....en esta tierra. Se prevé que hay convocada una manifestación contra ustedes, encabezada por la familia Bardem y Willy Toledo (tranquilos, no son los únicos que se preguntan “¿y este quién es?”), y con el lema “viva la república, hijos de puta!!”. Muy probablemente a su Majestad el Rey Baltasar le increpen cosas como “¡Sahara libre, imperialista de mierda!”. Sí, usted poco tiene que ver con eso, pero es Rey y viene de África, y con eso les basta. Por favor, les ruego que no traten de calmar los ánimos con villancicos, porque a buen seguro aparecerá Ramoncín para cobrarles su parte. Tampoco hablen de religión, os le llamarán “pederastas”.
Como ven, los ánimos están un tanto encendidos, tanto que estamos en “estado de alarma”, así que no sonrían ni saluden con una corona encima a ver si alguno se las va a quitar de una buena ostia, y no sagrada precisamente.
Cuando lleguen a Madrid, sin camellos, sin avión, vestidos de paisano, sin corona y sin regalo alguno, ya que la policía de Coslada se los habrá confiscado a modo de peaje...no se alarmen con la calle por la que suelen llegar a mi casa, la calle Serrano. Es que el faraón Gallardón, al que conocerán bien que para eso es faraón, ha decidido dificultarles un poco más la tarea. Porque él se considera el único Rey, el único mago y el único capaz de construir y hacer regalos de la nada más absoluta, sin un duro, cuando bien es sabido que los únicos capaces de eso son sus majestades. Eso él lo sabe, y le jode mucho. No le tengan de enemigo, Majestades, que es muy cabrón!.
Así que cojan el metro. Pidan dinero para poder entrar. Les recomiendo los semáforos para hacerlo, aunque estará difícil que encuentren uno libre, pero es que hoy por hoy en este...en este....en esta tierra es el único medio de sacar algo, saben?. No, no traten de obtener pasta de un banco. Es una historia muy larga, pero el cajero no les va a dar ni las gracias.
Mi estación es Arturo Soria. No teman por esos chavales rumanos que hay a la salida, porque al fin y al cabo ya no les quedará nada que darles. Probablemente cuando ellos vean salir de la boca del metro a un viejo, a un negro y a un moro con unas barbas hasta las rodillas, quemados en San Sebastián, linchados en Barcelona, enchironados en Palencia y robados en Coslada, con serias brechas en la cabeza de cuando les hicieron perder sus coronas.. serán ellos los que salgan corriendo.
¡A todo esto! Se me había olvidado el motivo de mi carta!! Mi regalo!!
Creo que he sido muy bueno. Desde luego mucho más que aquellos que dicen representarme y que supone son el ejemplo a seguir en mi...en mi...en mi tierra. Los políticos. Todos hemos sido mucho más buenos que los políticos. Así que traednos a todos unos cinturones nuevos, que ocupan poco y hacen mucha mucha falta. Yo quería pediros algo para mí, pero caigo en la cuenta de que ya lo habrán pedido otros 4 millones de personas. Se trata del regalo más ansiado y por ende más difícil de conseguir: un trabajo.
Traigan lo que puedan, queridos Reyes Magos, que no creo que nadie se lo eche en cara. Y si no tienen para la vuelta yo les dejo dormir en mi casa. Ya veremos si podemos conseguirles cobrar una pensión, pero lo veo chungo, eh?
Pd: Este año en mi rincón no les dejaré mi zapato, sino mi Zapatero. Llévenselo. Sería el mejor regalo posible.

Josesito

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