La frase del día

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lunes, 28 de febrero de 2011

Hay que volver a ver ciertas pelis

Una de las muchas grandezas del séptimo arte es que te permite ver las películas tantas veces quieras, de manera que en una segunda visión puedes apreciar ciertas cosas que de las que no te habías percatado a la primera, y que hacen que la obra te guste más o menos. Es por ello que soy de los que piensa que en efecto hay que ver las películas, al menos, dos veces. Y también hay que verlas con la edad adecuada. Películas como 2001 una odisea en el espacio o Blade Runner hay que verlas cuando hay que verlas, y muy probablemente te gustarán más a la segunda que a la primera, y más a la tercera que a la segunda. Llevaba muchos años sin ver determinada película, y anoche quedaba agradecido por haberla vuelto a visionar.

Se dice que el objetivo de una buena película ha de ser triple: el entretenimiento, la belleza artística y su capacidad de remover conciencias. Esta cinta cumplía sobradamente las tres.
Es un auténtico dramón lleno de enseñanzas cuya historia comienza con el nacimiento de un niño, que es educado en los valores de la bondad, la honestidad y la franqueza. Pero ya se sabe que los caminos del señor son inescrutables, y nuestro protagonista pasa de lo que le dicta su yo más profundo y elige el mal camino en la vida: el rápido y fácil, lo que le hace olvidarse de su formación como persona para ser artista, pues gana dinero fácil y con ello es feliz. “Para que quiere conciencia un actor?” llega a decir (lo que irremediablemente me hizo pensar en Javier Bardem, cuyo hijo ha nacido en un hospital judío de los Estados Unidos..sic)

Pronto descubre que el mundo de la fama no puede ser más tramposo y peligroso. Es timado, utilizado y poco menos que esclavizado. Le encierran, le hacen llorar día y noche y le aseguran que nunca volverá a ver a sus seres queridos. Milagrosamente consigue salir de ese mundo, pero entiende que los milagros sólo acontecen una vez en la vida y decide volver al camino correcto. El destino no obstante es cruel y el protagonista habrá de sufrir toda una odisea para ser capaz de enmendar sus errores. Esta nueva odisea comienza cuando es raptado por un tipo con una perversa predilección por los niños. Un ser de lo más desagradable que a aquellos chavales a los que rapta les obliga a pegarse entre ellos, a drogarse, a beber, hasta convertirlos poco menos que en bestias de las que beneficiarse Dios sabe como..

 Nuestro protagonista, que de tanto fumar ya no sabe ni donde está, no se percata casi del peligro que corre. Vive en un mundo de pesadilla, él mismo ya no es ni la sombra de lo que era y está totalmente cambiado, pero nadie al que le importe está ya ahí para decírselo. Los pocos niños que sí son conscientes del peligro que corren son latigados y maltratados.

Logra huir. Y llega a casa, aunque como el protagonista de la verdadera odisea lo haga demasiado tarde. Su familia ya no está en casa, está de nuevo sólo en este mundo. Afortunadamente toda esta aventura le ha hecho madurar y crecer a pasos agigantados, y toma la determinación de buscar y encontrar a su familia cueste lo que cueste. Recorre los mares del mundo en busca de sus seres queridos y hace amigos por el camino, pero todos le abandonan cuando se percatan de los peligros que corren al acompañarlo.
Y lo consigue. Pelea con monstruos, sufre un naufragio.. y finalmente pierde la vida. Pero logra con ello encontrar y salvar a los suyos. Aprende cuando son los verdaderos valores de la vida, entiende que no hay mejor luz en el camino que tu propia conciencia y se transforma con ello en un verdadero HOMBRE.

Cuando la ví hace 20 años no entendí que Pinocho (1940) encerrara tanto mensaje, tanta enseñanza y tanto simbolismo. Sólo ví a un niño de madera al que le salían orejas de burro, y no la historia de la odisea, tantas y tantas veces plasmada en el cine y el mundo del arte en general, mostrada de manera simple, directa y entretenida. Para todos los públicos. Ví a un grillo gracioso, y no a un personaje genial heredero en sus formas y gags del mismísimo Chaplin. El mejor secundario de la historia del cine, capaz de adelantarse a James Bond con eso de dar su apellido antes que el nombre y al mismísimo Indiana Jones al correr con pavor delante de una gigantesca bola de billar..incluso le roba su mítica frase a Lauren Bacall!: “si me necesitas...tan sólo silba”.
Todo esto por no hablar de una banda sonora cuyos primeros acordes forman parte de la cultura popular del pasado siglo.

                                                                                                 When you wish upon a star. Un mito

Alguien se mofaba de mí el otro día por ir a ver Enredados. Y otro colega me decía que no entendía que viera dos veces una misma película. A ambos les digo: hay que ver de nuevo ciertas películas. Y hay que ver las pelis de Disney, sin las cuales no seríamos lo mismo.
 Hay que ver de nuevo Pinocho, amigos.

1 comentario:

  1. Habrá que vovler a verla! El otro dia nosotros vimos 101 dámatas. Él no la había visto!!!

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